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Mine Own Executioner (1947)

Sinopsis
La hermosa Molly Lucian consigue la ayuda reticente del psicólogo Felix Miller para tratar a su marido, un homicida en potencia. Traumatizado por su estancia en un campo de prisioneros japonés, el hombre está al borde de una grave esquizofrenia. El psicólogo tiene problemas en su hogar y es incapaz de solucionar los problemas de los demás... (FILMAFFINITY)
Género
Drama Thriller Drama psicológico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Reino Unido Reino Unido
Título original:
Mine Own Executioner
Duración
108 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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7
Una terapia peligrosa
Alguna vez he referido en estas páginas que no me gusta el cine verboso, porque entiendo que el cine es por excelencia el lenguaje de la imagen antes que el lenguaje oral.

“Mi propio verdugo” es una película de conversaciones, pero de conversaciones explícitas, ocultas y de lenguaje interior, en la que no sobra una palabra.

La película, guionizada por Nigel Balchin en adaptación de su propia novela (1945), nos presenta a Felix Milne, médico comprometido que colabora altruistamente en una institución psiquiátrica benéfica, pero bajo un mecenazgo que comporta atender una cuota de acaudaladas damas constreñidas entre el aburrimiento y la neurosis. Su praxis se debate en un replanteamiento que más allá de lo deontológico alcanza lo personal a través de la doble insatisfacción que le depara su yo y su entorno:

En el ejercicio vocacional (pacientes impostados, colegas desmotivados, hipocresía institucional), y a la vez en su vida íntima, la seguridad engorrosa que representa su insegura y sumisa esposa frente al aplomo de la insinuante amante, en la indecisión de un triángulo tolerado por el fingimiento.

En ese impasse, la irrupción de un paciente psicótico con síntomas bipolares producirá, dentro del marco terapéutico, una contratransferencia que de alguna manera supone una catarsis para Milne pero que también acarreará un giro decisivo en la vida de los personajes.

“Mi propio verdugo” parte y nos plantea incómodamente la ambigüedad y la duda que asaltan la admitida coherencia de nuestra vida en historias como La versión Browning (1951), Breve encuentro (1945), Dublineses (1987) o Eyes Wide Shut (1999) -y no estoy comparando películas- donde un acontecimiento sobrevenido choca en la rutina complacida o resignada de nuestra existencia y nos hace conscientes del engaño de los otros o de nuestra propia insinceridad.

Película espléndida, entre las mejores del cine británico de los 40. Y no es fácil de encontrar.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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