Cuestión de karma (2017)

Divertida y a la vez tierna comedia, en donde nos habla sobre quiénes somos en realidad y cómo las circunstancias a veces extrañas de la vida nos ponen en situaciones que nos ayudan a valorar lo que somos y a hacernos un poco mejores. Lo que empieza siendo un fraude a una persona inocente, acaba siendo una historia de amistad y relaciones honestas con los más cercanos, que hacen de nuestra vida un lugar mucho más feliz que el que tenemos cuando huimos de nosotros mismos. Entretenida y positiva.

La mirada de Ulises. El caballero templario. La nueva normalidad. Deja Vu. La mosca. El soplo al corazón. Costa Rica.
Hamlet en Italia. Revisión del clásico shakespeareano. Tras la abrupta e injusta muerte del padre, el hijo duda entre vengarse y apoderarse así de la empresa familiar o dejarlo correr e huir del mundo. En medio de todo esto, busca/recuerda a su progenitor con ahínco, añoranza del héroe, nostalgia del paraíso perdido de la infancia, rememoranza de la sagrada estirpe.
Aquí se aprovecha este poderoso símbolo para hablar de otros muchos asuntos de enorme importancia, pedigrí y solera como por ejemplo:
- Todo el mundo ya sabe que leer es malo, como fumar, mata, como tocarse/besarse sin la vacuna o mascarilla correspondientes, como follar sin condón, ahí le anda, un horror, la mar de peligroso y nocivo, todo, te vuelve subnormal profundo, aunque también es bastante probable que ya lo fueras muy de antemano y la lectura/cultura solo haya acrecentado el problema, lo haya hecho más explícito, más visible y exagerado, suele pasar mucho de hecho, es un fenómeno conocido, o solo hay que observar/escuchar a los intelectuales de turno, los abajo firmantes de tanto manifiesto bueno, te hace el más idiota de entre todos, y mira que hay competencia sana al respecto, un inútil y un débil, un parásito y un cobarde, un flojo y un tonto, un firme candidato al suicidio a nada que la cosa se tuerza solo un poco, ya abandonamos, no leas, hermano. Ni hablar de si te gusta o conoces el cine clásico japonés, qué va, qué va, qué va, qué va, yo leo a Kierkegaard.
- Los nuevos empresarios tan exitosos que rigen nuestros destinos con inusitada dulzura y delicada caridad son hombres de bien, la más buena gente, repletos de bellos principios, muy morales y culturales, elevados y exquisitos, generosos, se preocupan mucho por todo, especialmente por nosotros, son los más feministas, ecologistas, solidarios, tolerantes, acogedores, colectivos y quintaesenciales, o solo hay que ver/fijarse un poco en cómo pagan/patrocinan tantas buenas obras y grandes campañas que hablan de todas estas cosas hermosas, siempre te encuentras detrás a estas eximias personas y/o a sus empresas subvencionando, haciendo un altruista mecenazgo, tantos altos ideales juntos, todo sea por el progreso humano que es imparable cuando nos ponemos todos unidos a ello, ese legado que a nuestros hijos dejamos.
- El arquetipo del hombre moderno, su idea platónica, el bien y la belleza, es un ser sensible y un perfecto imbécil, a todo trapo, que lee sánscrito, practica raras artes marciales, medita lo suyo, se deja barba, habla muchos idiomas extraños, hay que ver los japos, no tiene amigos ni novia y se cree cualquier cosa, todo el mundo le engaña, el pelo le toma, no trabaja y sí despilfarra, ni siente ni padece, parece que está vivo, pero en realidad lleva mucho tiempo muerto, como casi todos nosotros, de más a menos.
La película es muy boba y blanda, simpática y empática, con un poco de gracia, se deja ir, no afina, hace agua.