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Horizontes perdidos (1937)

Horizontes perdidos
132 min.
7,5
3.624
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Disponible en:
Suscripción
Escena (ESPAÑOL)
Sinopsis
Año 1935. Varios pasajeros, entre los que se encuentra un joven diplomático inglés, sobreviven a un accidente aéreo en el Himalaya. Cuando creen que la muerte es inevitable, son rescatados por los habitantes de Shangri-La, una idílica y utópica comunidad que vive oculta en el Tíbet. Mientras la Guerra Mundial amenaza al mundo, ellos descubrirán un lugar donde la gente es feliz y no envejece. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Fantástico Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Lost Horizon
Duración
132 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de James Hilton
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Premios
1937: 2 Oscar: Mejor dirección artística, montaje. 7 Nominaciones
8
TODO SER HUMANO NECESITA HALLAR UN SHANGRI-LA
Ya hace algunos siglos el filósofo y dominico italiano Tommaso Campanella (1568-1639), escribió estando en la cárcel y publicó en los primeros años del siglo XVII, un libro de utopía social y humana titulado "La ciudad del sol". Y un poco antes (1516), el británico Thomas More, también había escrito un libro de prospectiva utópico-social al que precisamente llamó "Utopía".

Ambos autores son por excelencia las principales referencias de planteamientos utópicos acerca de una sociedad, una ciudad, un lugar en la Tierra donde los seres humanos puedan vivir en armonía, respeto mutuo, paz, satisfacción, felicidad, etc. En el siglo XX, en la misma línea, el escritor británico James Hilton publicó en 1933 una novela titulada "Horizontes perdidos", en la cual, persiguiendo el mismo ideal que antes habían perseguido Tomás Moro y Tomás Campanella, describía un utópico paraíso tibetano denominado "Shangri La", donde sus habitantes vivían maravillosamente bien,

Frank Capra, al llevar al cine la obra de James Hilton, no estaba sino acercándonos a través del cine el ideal que conlleva todo ser humano de hallar antes o después su "Shangri-La", su paraíso. Para ello rodó este filme, en blanco y negro, el cual tiene el mérito de ser el primero en contar esa historia, pero deja mucho que desear en el modo de contarla. Porque en verdad, los decorados son pésimos, el viejo lama da miedo en lugar de inspirar confianza, y el desarrollo del guión resulta más emocionante en su etapa previa a la llegada a Shangri-La que durante el tiempo que los personajes pasan en dicho lugar idílico, dado que toda la parte de la película correspondiente a la estancia en Shangri-La, en lugar de ser lo más bello y cautivador, resulta lo más aburrido y peor transmitido. Aún así, lo esencial de este filme es la fantástica historia que cuenta, una ilusión que el ser humano necesita y conlleva siempre en sí mismo: hallar el paraíso, establecer y gozar la eternidad ya en este mundo, dar urgentemente con algún SHANGRI-LA.

A resaltar estos diálogos de la película:

"--¿Qué religión profesan aquí?
--Yo diría que nuestra creencia común se basa en la moderación. Predicamos la virtud que reside en evitar los excesos de cualquier tipo, incluso el exceso de virtud misma. (...) Gobernamos con una severidad moderada y a cambio nos corresponden con una moderada obediencia; como resultado nuestro pueblo es moderadamente honesto, moderadamente puro y moderadamente feliz."

"Hay momentos en la vida de todo hombre que se vislumbra la eternidad."
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46 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Y COLORIN, COLORADO...
Vaya por delante una cosa: Capra es un director de los buenos, de los muy buenos. En su legado cinematográfico figuran obras míticas, de las que sobresalen con letras de molde, negritas, cursivas y subrayadas en cualquier libro que trate de cine. Dos ejemplos (aunque hay más): ¡Que bello es vivir! y Arsénico por compasión.

En Horizontes Perdidos, anterior a las dos citadas, Frank Capra ya demostraba sobradamente sus habilidades como artesano del celuloide y sus técnicas. Y en este sentido, la película tiene instantes magistrales como la procesión de antorchas ó el alud y, en general, las escenas sobre la nieve, a las que, un espléndido montaje confiere dinamismo y sobre todo realidad.

Los decorados son otro aspecto destacable del film, y eso teniendo en cuenta que la obra, aunque muy bien restaurada, presenta altibajos en lo que a calidad fotográfica se refiere.

Claro que, siempre tiene que haber algún pero ¿No?, uno tiende a confundir al Gran Lama Perrault con el Charles Perrault de los cuentos, porque de esto se trata, de un cuento maravilloso, para contárselo despacito a nuestros hijos hasta verlos dormir placidamente.

Seguro que alguno me dirá ¿Porqué Capra no puede filmar un cuento maravilloso? ¿Es que solo podía hacerlo Walt Disney and company? Y tiene razón. Es una idea y la acepto.

Cambiando de tercio: Cada nueva interpretación que tengo la suerte de encontrar de Thomas Mitchell aumenta mi devoción cinéfila por él. Además aquí tiene un aire a lo “Tintin en el Tibet” absolutamente ad-hoc. Y si encima tiene a Edward Everett Horton como pareja de baile figurada y cinematográficamente hablando, el cuento es tan maravilloso que hasta nosotros soñaremos con Shangri-La y sus fuentes de la eterna juventud.

Y colorín, colorado...
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31 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
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