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Minari (2020)

Minari
115 min.
6,7
9.269
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Sinopsis
David, un niño coreano-americano de 7 años, ve cómo a mediados de los años 80 su vida cambia, de la noche a la mañana, cuando su padre decide mudarse junto a toda su familia a una zona rural de Arkansas para abrir allí una granja, con el propósito de lograr alcanzar el sueño americano. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Familia Inmigración Vida rural (Norteamérica) Cine independiente USA Años 80
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Minari
Duración
115 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2020: Premios Oscar: Mejor actriz de reparto (Youn Yuh-jung). 6 nominaciones
2020: Globos de Oro: Mejor película de habla no inglesa
2020: Premios BAFTA: Mejor actriz secundaria. 6 nominaciones
2020: Festival de Sundance: Mejor película y Premio del Público
2020: National Board of Review (NBR): Top 10, mejor guion original y secundaria
7
Creciendo en suelo extranjero.
Lee Isaac Chung es un director norteamericano que debutó allá por 2007 con su película Munyurangabo, estreno en Cannes incluido. Desde entonces ha pasado bastante desapercibido incluso en los círculos más indies de la industria (sus dos siguientes películas no suman cien votos en IMDb entre las dos). Esto ha cambiado con el estreno de Minari, que le ha hecho ganar los premios tanto del jurado como del público en el festival de Sundance, hace ya casi un año. Y se puede entender, la verdad. Es una preciosidad de película.

Minari es un trabajo marcadamente autobiográfico (reconocido por el director, vaya) y que tiene más de literario que de cinematográfico, o al menos es esa la sensación que me da. Su historia se desarrolla con el ritmo y el aroma de las mejores novelas. Minari es, qué duda cabe, tremendamente emotiva, pero no recurre al sentimentalismo molesto al que habría recurrido, por poner un ejemplo, un Juan Antonio Bayona. Construye poco a poco, de manera metódica y minimalista, con extrema sutileza, y los conflictos surgen de manera tremendamente orgánica gracias a un rico desarrollo de personajes, todos con perspectivas coherentes y en constante oposición. Cuando llegan los golpes emocionales, duelen y remueven. Las imágenes envuelven a la historia y la complementan en su pureza y sencillez, son cálidas y agradables, pero nunca empalagosas.

Todo el elenco de la película está magnífico, el trabajo es pulcro y medido, sin excesos (las sensibilidades de Chung son claramente occidentales en este aspecto, aleja a sus actores de la ostentosidad asiática y los acerca más al naturalismo). Steven Yeun demuestra más rango en las dos horas de Minari que en todas sus temporadas en The walking dead. La suya me parece una de las mejores interpretaciones masculinas del año. Youn Yuh-jung está brillante, divertidísima y cercana, y Han Ye-ri resuelve el papel menos llamativo y más desagradecido de la película de manera más que notable. En cuanto a los actores infantiles, yo siempre me espero lo peor, porque pueden llegar a ser bastante molestos, pero qué puedo decir, Alan Kim es adorable y se desenvuelve de maravilla. Mención especial al papel secundario de Will Patton, que también se merece más de un elogio. Da vida a un personaje que habría sido muy fácil de convertir en una caricatura.

Pero la mayor virtud de Minari, lo que la hace tan hermosa y tan completa, es su complejidad temática revestida de sencillez argumental. Es lo que hay bajo la superficie lo que merece la pena comentar, todo el entramado de ideas entrelazadas entre sí. Es lo que le da vida a la historia de esta familia y de otras tantas. En la sección spoilers mencionaré por encima varios de los principales temas que se exploran, aunque hay unos cuantos más.

En fin, diré como conclusión que me ha encantado Minari. Me encantan su delicadeza, sus personajes, su profundidad y la calidad de sus interpretaciones. ¿Aspectos a mejorar? Tal vez su banda sonora, algo impersonal, y su apartado visual, sin duda competente y con destellos de brillantez, pero bastante menos pulido que su guion. Por lo demás, me parece prácticamente intachable.

Calificación: Notable
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86 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El sueño americano nada tiene que ver con el dinero, sino con el asentamiento de una familia.
Impresiona que una película de escaso presupuesto, acerca de unos inmigrantes coreanos que se asientan a cultivar la tierra en un apartado rural de Arkansas, consiga tantos premios (95 hasta el momento) en eventos tan importantes como los Globos de Oro, Sundance, National Board of Review (NBR), American Film Institute (AFI), Critics Choice Awards; además de las seis nominaciones a los Oscar (incluyendo mejor película y director).

Al parecer, la pandemia del coronavirus ha permitido que películas categorizadas como independientes (indie, en inglés) tuvieran una importante vitrina a través del streaming, asumiendo que las salas de cine permanecieron en su mayoría cerradas durante el año 2020. Ahora el cine se disfruta desde la casa, internet ha logrado acercar a las familias en torno a una buena película.

Basada en los recuerdos autobiográficos de Lee Isaac Chung, compitiendo en la categoría de mejor guion original, firmado por el propio director. El punto de vista se centra en David, el hijo menor, que observa extrañado como la familia se ha trasladado desde la ciudad hasta unos containers acondicionados sobre ruedas.

Todos los personajes están magníficamente interpretados, lo que otorga verosimilitud a este relato de tono minimalista. Los ejes fundamentales serán la abuela y el nieto, la primera aporta su sabiduría y el niño la inocencia, aunque ambos perciben la vida desde una arista lúdica.

El minari representa la metáfora del filme, aquello que crece en cualquier sitio sin cuidados especiales, como si la propia familia coreana pudiera adaptarse hasta en el más inhóspito y recóndito lugar.

Se podría decir que la cinta es una especie de neowestern, al emular los esfuerzos de las primeras familias de colonos que poblaron los Estados Unidos. De suma importancia será la unión de sus integrantes, dado que son los únicos que velan por su bienestar.

«La abuela eligió un buen lugar», le dice Jacob a su hijo.

Ella representa el origen (la que siembra y determina la cosecha) y observa a los demás recostados sobre cojines, durmiendo abrazados como una verdadera familia.

La historia fluye tan natural, que los personajes conmueven y nos hacen partícipes. Como espectadores asistimos a una ceremonia íntima, cuando llegan los créditos algo cálido recorre nuestras venas y en ese punto somos profundamente privilegiados.

El sueño americano nada tiene que ver con el dinero, sino con el asentamiento de una familia.
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25 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
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