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Una carta a Elia (2010)

Una carta a Elia
60 min.
7,3
492
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Sinopsis
Documental en el que Martin Scorsese, con la ayuda del crítico Kent Jones, evoca su infancia y juventud en el barrio neoyorquino de la "Little Italy" a través de las películas de Elia Kazan. Fue presentado en el Festival de Venecia 2010. (FILMAFFINITY)
Género
Documental Documental sobre cine
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
A Letter to Elia
Duración
60 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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10
Panegírico al Maestro Kazan
Una carta a Elia es mucho más que un documental. Es un epitafio de una hora de duración, que se acaba demasiado pronto… una declaración de amor y respeto; la confesión de la adoración a la obra de un genio; la constatación de que la obra de un artista es mucho más interesante que el propio artista, y la certificación de cómo la obra de otra persona puede convertirse en una parte esencial de la vida de otra.

“No sé que hubiese sido de mí sin las películas de Elia Kazan… un director del que lo primero que me llamó la atención fue su nombre… no sabía pronunciarlo…”

Scorsese se desnuda y se recrea en su maestro, en una carta tan preciosista como sincera, abordando su propia historia en el contexto de los inmigrantes neoyorquinos, y de su mutuo amor al cine desde su adolescencia. Scorsese se persona en intérprete de su propia narración, y disecciona, sin duda de veracidad, los sentimientos y emociones que le generaron escenas concretas de obras maestras como “La Ley del Silencio”, “Al Este del Edén”, o “América, América”, entre muchas otras… antes incluso de planteárselas técnicamente para aprender de ellas, para intentar saber cómo era posible despertar en los espectadores lo que habían sido sus propias vivencias al contemplarlas… “Cómo se podía hacer aquello…” era el gran libro de texto de un aspirante a cineasta.

El resultado es excelente.

Gracias, Martin, por compartir con todos tu confesión, tu panegírico, y el epitafio que has querido colocar, más en su genial obra inmortal que en su mundana y triste tumba…
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Una carta a Martin
Impagable la incursión estos últimos años del maestro Scorsese en el género documental redescubriendo y haciéndonos redescubrir lo mejor del cine y de la música norteamericana del siglo pasado. En “Una carta para Elia”, el autor de “Uno de los nuestros” se acerca a la figura del controvertido Elia Kazan, uno de los directores que influyó de manera más notable en su carrera, y con el que además se sentía plenamente identificado al compartir ambos la condición de descendientes de inmigrantes europeos en América.

Hablar de Elia Kazan supone evidentemente mucho más que hablar de un gran director y de sus películas. Es también hablar de una época oscura como aquella en la que se desarrolló la conocida Caza de Brujas, es hablar de delación y de heridas que nunca pudieron llegar a cicatrizar bien. Hubiese sido muy fácil caer en la tentación de glosar una semblanza del director partiendo del episodio que estigmatizó su vida y su carrera. Scorsese alude a él sólo en un par de ocasiones y de manera sutil, sin siquiera emplear términos como “traición” o “chivato”. Se centra exclusivamente en la relación que mantuvo con sus películas “con las que crecí y que crecieron conmigo”, explicándonos la forma en que le marcaron no sólo a nivel profesional sino también a nivel personal y vital.

Resulta emocionante también la forma en que Scorsese narra su primer encuentro con Kazan después de estudiar toda su obra, el cómo se hicieron amigos y al final veían películas juntos y el uno daba su sincera opinión de los diferentes trabajos del otro, fuese ésta buena o mala. Emociona igualmente el momento en el que el italoamericano describe la sensación tan especial que sintió el día en el que entregó a su amigo el Oscar honorífico que la Academia de Hollywood le concedió poco antes de morir, en un teatro en el que media plantea ni se molestó en levantar a aplaudir al homenajeado.

Después de ver un documental como éste dan ganas de lanzarse de cabeza a la videoteca a revisar obras como “La ley del silencio” o “Al este del Edén”. Es tal la pasión y la vehemencia con la que las defiende alguien por cuyas venas no parece correr sangre sino metros de celuloide que es imposible no caer en la tentación de hacerlo. Algún día, alguien debería escribir a Martin Scorsese una carta como ésta, dándole las gracias por su cine, por sus películas. O simplemente por existir.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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