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Cruzando el límite (2010)

Cruzando el límite
90 min.
5,2
1.115
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Un padre que tiene una difícil relación con su hijo lo lleva a un internado para tratar de corregir su conducta, sin saber que el centro es poco menos que un centro de tortura. Debut en la dirección del premiado Xavi Giménez. "Cruzando el límite" -título original- se distribuirá internacionalmente con el título "Yellow". (FILMAFFINITY)
Género
Drama Adolescencia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Cruzando el límite
Duración
90 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
4
He cruzado el límite
Empieza a ser ardua tarea esto de comentar semanalmente los estrenos de las películas españolas. Desde hace tiempo me considero un cinéfilo, por disfrutar de cuanto ofrece el cine y de poder pasar momentos maravillosos frente a una pantalla, superando muchas veces los de la vida real. Pero a medida que me voy familiarizando con el cine español industrial en el día a día y veo películas como 'Cruzando el límite', voy aceptando que soy más bien un cinéfago y no un cinéfilo. La diferencia entre ambos términos es que el cinéfago, según Jesús Palacios en su libro 'Goremanía', "come de todo y disfruta tanto del buen cine como del peor, sazonándolo todo con sentido del humor". Por eso, y muy a mi pesar, empiezo a aceptar que he cruzado el límite y estoy más cerca del grupo de los cinéfagos. Cada vez me importa menos si una película es de Saura, Amenábar o de este Xavi Giménez; si la veo en el cine, en DVD o en streaming; si pago cinco, ocho euros o me invitan. Quiero dejar claro que si hablo bien o mal de una película es lo de menos. La cuestión es ver cine y hablar de ello. Y para eso estamos.

Desde Filmax, Julio Fernández nos presenta 'Cruzando el límite', la primera película de Xavi Giménez, que posee una dilatada carrera como director de fotografía en películas como 'Intacto' o 'Ágora'. La historia que se encarga de dirigir está inspirada en hechos reales y es la de un joven cuyas desavenencias con su padre le llevan interno a un centro. No es ni un internado ni un reformatorio, como no se cansa de repetir el director de la institución, al que interpreta Fernando Guillén Cuervo. Se trata del CIMCA (Centro de Internamiento de Modificación de la Conducta Adolescente), donde permanecen recluidos y aislados decenas de chicos y chicas bajo una absoluta disciplina. Los padres pagan por la reinserción de la conducta de sus hijos conflictivos, y los chavales se encuentran con un centro de torturas que poco tiene que envidiar al de Guantánamo. Con una treta similar se encontrará el público: pagarán por un drama juvenil, y se encontrarán con un suplicio en toda regla hacia los cinco sentidos. 'Cruzando al límite' es un compendio de atrocidades que desembocan en un final, al menos, esperanzador. El ritmo de la cinta es tan paupérrimo que acaba por resultar original. Demasiado efectismo videoclipero le resta credibilidad a la siempre necesaria e interesante reflexión sobre la educación y el trato a los adolescentes. Es de esas películas que avanzan, pero no. Que toman un camino y de repente, otro. Y entre tanto, se terminan.

Continúa en el spoiler sin desvelar partes relevantes de la trama. Si alguien encuentra algo verdaderamente relevante en la película, por favor, que lo diga.
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32 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Ni límite-Ni leches
Los Ni-Ni (que son aquellos jóvenes que Ni estudian Ni trabajan) están en boca de todo el mundo. No sólo por los programas de televisión que nos los dieron a conocer, sino también porque ahora parece que van a jugar un rol de peso en la agenda electoral de más de un partido político de cara a las inminentes elecciones autonómicas y municipales. Y es que ahora se ve que llevar una vida más parecida a la de un parásito ha enternecido a más de un mandatario que, de cara a los nuevos comicios y teniendo la mente puesta en las urnas, ha prometido a esos individuos una nada desdeñable suma de dinero, siempre y cuando se incorporen al mundo académico o al mercado laboral... faltaría más. La polémica está servida.

Los protagonistas de 'Cruzando el límite' hacen méritos de sobra para entrar en este infame grupo. Un día en su vida implica ponerse ciego de cualquier sustancia ilegal, liarse a ostias con otro grupillo, al igual que Alex y sus ''drugos'', desplomarse en una buena rave, y sobre todo, guardarse un poco de su valiosísimo tiempo para atormentar a sus ''viejos''. Es una horda de pequeños déspotas que han cimentado su reinado del terror y del exceso amparados por la tutela negligente de unos padres que lejos de propinarles la bofetada que hace tiempo que piden a gritos, ponen las mejillas que hagan falta para recibir una nueva muestra de ''cariño'' de sus vástagos... mientras se preparan para saltar a la yugular del que intente corresponderles con el mismo trato. Ante tal panorama se antoja imposible simpatizar con los personajes, tanto con los monstruitos como con sus creadores.

Éste es el primer escollo que debe sortear la película, ya que basa gran parte de sus argumentos en la empatía que puedan despertar sus protagonistas, que es más bien escasa. Debería bastar con decir que las primeras escenas tienen un más que preocupante parecido razonable con la infumable 'Mentiras y gordas'. Afortunadamente Pere Saballs i Nadal no sigue la hoja de ruta de González Sinde y compañía, simplemente la toma como punto de partida. El desarrollo lo resume el acrónimo CIMCA, que significa en Centro de Internamiento de Modificación de la Conducta Adolescente. Esta unión de palabrotas se traduce en el sitio donde dan caña a los jóvenes descarriados. Quien dice dar caña obviamente se refiere a torturar, en lo que acaba siendo una mezcla letal de secta religiosa y Guantánamo a la española. Tremendo.
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18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
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