Semilla de odio (1944)

Inquietante y cotidiana, los directores J. Brahm y A. De Toth construyen una urdimbre psicológica plausible, de talante turbador, muy del gusto de Hollywood a mitad de los años cuarenta.
La película se sostiene mucho más a base de diálogos que a través de la acción y, sin embargo, el exceso de palabras no resulta cansino.
La comezón interior, el juego de los equívocos, el trastorno y la desazón se presentan con cierta naturalidad y por eso, a pesar de tratarse de una trama compleja, es capaz de imprimir al largometraje una verosimilitud muy valiosa no exenta de sencillez.

De origen teatral o así parece, resulta interesante sobre el papel aunque vista hoy en día poco original, estando narrada de forma bastante estática, poco dinámica.
Creo que en su día tuvo su predicamento esta película de intriga psicológica, adaptación por parte de Ketti Frings de la obra de Dale Eunson y Hagar Wilde.
Debo decir que tal y como yo la he visto, no me lo explico bien lo del éxito, pero hay que tener en cuenta que la versión que he contemplado ha sido de escasamente 96 minutos, cuando su duración original era de más de dos horas. Así que he visto una versión mutilada y por ello el que existan pasajes mal hilvanados, que no se entienden bien.
Como quiera que debo opinar sobre lo visto he de decir primero que el paso del tiempo le ha perjudicado notablemente, quedando una cinta envarada y sin chispa.
Sí, el punto de partida es interesante y los intérpretes de postín, pero la realización no le saca jugo al argumento. Y en esto de la realización también hay que tener en cuenta que la comenzó dirigiendo Lewis Milestone, quien debió dejar la filmación al ponerse enfermo. Entonces, sobre todo John Brahm, que rodó de nuevo escenas de Lewis Milestone, y por lo que parece ser con la ayuda de unos de sus guionistas, nada menos que André deToth, terminó de rodarla. Claro, muchas manos en el desarrollo de la filmación para cosa buena. También aparece, en el IMDB, el nombre como co-director, de John Cromwell. Si esto es cierto el desconcierto de ciertos momentos del filme está justificado.
El ritmo no es el más adecuado y vista hoy en día, en pleno siglo XXI, todo se ve venir. Es bastante previsible, aunque es cierto que el final (el que yo he visto, mal contado y montado) no se ve venir, pero no porque sea bueno sino por lo ridículo de la situación. Supongo que puede ser verosímil y habrá estudios psicológicos que demuestren que diversas reacciones humanas ante hechos cotidianos sin la mayor relevancia pueden perturbar, pero tal y como nos lo muestra en la película queda bastante absurdo.
A destacar la banda sonora, que estuvo nominada al Óscar.

https://filmsencajatonta.blogspot.com