Solo un testigo (1959)

Es bastante difícil de entender por qué este thriller negro francés no tiene mucho más predicamento, porque a mí me parece una película muy interesante. Una historia simple pero muy fluida, un ritmo endiablado y una estética preciosa, con la ciudad como telón de fondo, más una música fantástica, con Barney Willen y compañía, forman un cóctel muy equilibrado. Si a esto añadimos a un Lino Ventura imperial (y eso hablando poquísimo) debería darnos una película de referencia en el género, pero no lo es. Bueno, al menos nos deja el buen sabor de boca de los descubrimientos inesperados. Muy recomendable.

A causa de una venganza se inicia esta historia llena de persecuciones en oscuras calles donde reina la fatalidad típica del noir. La estructura y varios elementos de la trama coinciden con el clásico francés "Ascenseur pour l'Echafaud" (1958) de Louis Malle y en la impresionante secuencia final también se percibe la influencia del clásico "M" (1931) de Fritz Lang.
Molinaro debería tener mayor reconocimiento, sobre todo por su obra maestra "Le Dos au mur" (1958).