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Ver 4 más- Sinopsis
- William Blake decide abandonar su puesto de contable en Cleveland (Ohio) después de recibir una oferta de trabajo en Machine, una inhóspita ciudad industrial en el Oeste de los EEUU. Sin embargo, cuando llega, resulta que su puesto lo ocupa otra persona. Charlie Dickinson, el hijo del propietario de la empresa, mata a su mujer cuando la encuentra en la cama con Blake, quien a su vez liquida a Charlie. De este modo, un simple contable de Cleveland se convierte en un "fugitivo" perseguido por tres cazadores de recompensas. (FILMAFFINITY)
- Género
- Western Película de culto Cine independiente USA
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1995 / Estados Unidos
- Título original:
- Dead Man
- Duración
- 120 min.
- Guion
- Música
Premios
"Espléndida película con un gran prólogo y el mejor actor joven del mundo"
Alexis López
[Cinemanía]
"Aburrida, irritante"
Carlos Boyero
[Diario El Mundo]
11
6
Positiva
2
Neutra
3
Negativa
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WANTED
28 de octubre de 2009
Siendo el western uno de mis géneros favoritos, reconozco que éste me generaba -si no miedo- sí ciertas reticencias. En primer lugar porque los western en b/n me van más bien poco y en segundo lugar porque esta singular aportación de Jarmusch al género no me inspiraba, así a bote pronto, demasiada confianza. Una vez vista la peli, sin embargo, he de decir que, afortunadamente, mis temores solo se cumplieron a medias.
Por de pronto “Dead Man” arranca de forma poderosa. La llegada de William Blake (Johnny Deep) a Machine Town y el consiguiente recorrido por su embarrada calle principal es francamente un prodigio visual. Jarmusch consigue mediante su hábil manejo de cámara que el espectador sienta en sus propias carnes el canguelo experimentado por ese lechuguino de ciudad penetrando en un territorio desconocido, hostil, amenazante. Sensación que se acentúa, a mi juicio, gracias a su elaborada puesta en escena y a la extraordinaria habilidad de J.J. en crear atmósferas, en cierta medida, kafkianas. Pero si en algo se caracteriza el cine de Jarmusch en general, y esta peli en particular, es en el extravagante perfil de sus personajes. Empezando por el prota, el falso poeta William Blake (Deep), y acabando por cualquiera de los interpretados por esa pléyade de actorazos (Mitchum, Byrne, Hurt, Henriksen, Buscemi o Thornton) que, de una forma tan fugaz como rutilante, intervienen en esta peli.
Lamentablemente, “Dead Man” pierde fuelle y se tambalea a medida que la persecución de nuestro ‘wanted’ particular avanza. En este tramo el ritmo narrativo apenas mantiene estables las constantes vitales y el tedio empieza a adueñarse paulatinamente de cualquier espectador que no acredite ser un devoto seguidor de Jarmusch y su soporífera poética. De hecho, yo sólo rescataría en esta fase central la guitarra de Neil Young, los agudos comentarios de Nadie, el indio, y ciertos flashes de humor absurdo (“¿tiene tabaco?”), pero poco más. Así pues, lo dicho: este tramo se hace tan largo y aburrido como contemplar a doscientas babosas disputando una etapa del Tour de Francia. Un coñazo, vaya.
Afortunadamente, todo llega a su final. Y el final de “Dead Man” es bello. Bellísimo. Quizás porque, aunque el destino de nuestro “Dead Man” estaba más que cantado, la forma escogida por Jarmusch para plasmarlo es de un lirismo sobrecogedor.
Por de pronto “Dead Man” arranca de forma poderosa. La llegada de William Blake (Johnny Deep) a Machine Town y el consiguiente recorrido por su embarrada calle principal es francamente un prodigio visual. Jarmusch consigue mediante su hábil manejo de cámara que el espectador sienta en sus propias carnes el canguelo experimentado por ese lechuguino de ciudad penetrando en un territorio desconocido, hostil, amenazante. Sensación que se acentúa, a mi juicio, gracias a su elaborada puesta en escena y a la extraordinaria habilidad de J.J. en crear atmósferas, en cierta medida, kafkianas. Pero si en algo se caracteriza el cine de Jarmusch en general, y esta peli en particular, es en el extravagante perfil de sus personajes. Empezando por el prota, el falso poeta William Blake (Deep), y acabando por cualquiera de los interpretados por esa pléyade de actorazos (Mitchum, Byrne, Hurt, Henriksen, Buscemi o Thornton) que, de una forma tan fugaz como rutilante, intervienen en esta peli.
Lamentablemente, “Dead Man” pierde fuelle y se tambalea a medida que la persecución de nuestro ‘wanted’ particular avanza. En este tramo el ritmo narrativo apenas mantiene estables las constantes vitales y el tedio empieza a adueñarse paulatinamente de cualquier espectador que no acredite ser un devoto seguidor de Jarmusch y su soporífera poética. De hecho, yo sólo rescataría en esta fase central la guitarra de Neil Young, los agudos comentarios de Nadie, el indio, y ciertos flashes de humor absurdo (“¿tiene tabaco?”), pero poco más. Así pues, lo dicho: este tramo se hace tan largo y aburrido como contemplar a doscientas babosas disputando una etapa del Tour de Francia. Un coñazo, vaya.
Afortunadamente, todo llega a su final. Y el final de “Dead Man” es bello. Bellísimo. Quizás porque, aunque el destino de nuestro “Dead Man” estaba más que cantado, la forma escogida por Jarmusch para plasmarlo es de un lirismo sobrecogedor.
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95 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
"ES PREFERIBLE NO VIAJAR CON UN HOMBRE MUERTO"
17 de septiembre de 2006
Con estas palabras del poeta y dibujante francés de origen belga Henri Michaux a modo de prólogo de la obra, comienza esta fascinante película del líder del cine independiente de los Estados Unidos durante la década de los 80 Jim Jarmusch...
Una OBRA MAESTRA en sentido absoluto, y junto con "Sin Perdón" de Clint Eastwood el mejor western y la mejor película de la década de los 90...
Una mezcla entre un western espiritual y una road movie tántrica... un fascinante viaje a través de los sentidos y hacia los abismos de una conciencia aletargada y condenada al dulce encanto y a la noche eterna...
Un canto sensorial y plañidero, espiritual y etéreo, homenaje a la metempsicosis intrínseca del bagaje indio...
Con una fotografía en blanco y negro apabullantemente perfecta a cargo de Robby Müller (autor de la misma en "Paris Texas" de Wenders y/o en "24 hour party people" de Winterbotton entre otras muchas) en un fino y descarado homenaje de estilo a lo Ansel Adams y su innovador y visionario estilo de paisajes del western, inspirados durante su infancia en la reserva india de Yosemite... fotografía poética y lírica muy en la honda de los trabajos de Terrence Malick sólo que en blanco y negro y su panegírico sobre la madre naturaleza...
Una banda sonora (por muchas crítica que reciba) realmente cautivadora y evocadora, aplastantemente perfecta, que "casa como anillo al dedo" con cada fotograma de la cinta, extraída de las cuerdas de la Les Paul Custom de Neil Young, y en esta caso muy en la honda de las minimalistas bandas sonoras de Eastwood en cintas tales como "Sin Perdón" o "Million Dollar Baby"...
El ritmo lento pero cadencioso, el lirismo de las imágenes sabiamente fotografiadas por la cámara en estado de gracia de Müller, y la impresionante actuación de Johnny Depp (la mejor de su filmografía), junto con las menos brillantes actuaciones de otros personajes más esporádicos (como la antológica aparición de Robert Mitchum, los cameos de gente como Billy Bob Thornton, Iggy Pop, Gabriel Byrne, Crispin Glover, Steve Buscemi o Alfred Molina) hacen de esta película una de las mejores y más redondas películas que jamás se hayan visto...
O B R A M A E S T R A.
Una OBRA MAESTRA en sentido absoluto, y junto con "Sin Perdón" de Clint Eastwood el mejor western y la mejor película de la década de los 90...
Una mezcla entre un western espiritual y una road movie tántrica... un fascinante viaje a través de los sentidos y hacia los abismos de una conciencia aletargada y condenada al dulce encanto y a la noche eterna...
Un canto sensorial y plañidero, espiritual y etéreo, homenaje a la metempsicosis intrínseca del bagaje indio...
Con una fotografía en blanco y negro apabullantemente perfecta a cargo de Robby Müller (autor de la misma en "Paris Texas" de Wenders y/o en "24 hour party people" de Winterbotton entre otras muchas) en un fino y descarado homenaje de estilo a lo Ansel Adams y su innovador y visionario estilo de paisajes del western, inspirados durante su infancia en la reserva india de Yosemite... fotografía poética y lírica muy en la honda de los trabajos de Terrence Malick sólo que en blanco y negro y su panegírico sobre la madre naturaleza...
Una banda sonora (por muchas crítica que reciba) realmente cautivadora y evocadora, aplastantemente perfecta, que "casa como anillo al dedo" con cada fotograma de la cinta, extraída de las cuerdas de la Les Paul Custom de Neil Young, y en esta caso muy en la honda de las minimalistas bandas sonoras de Eastwood en cintas tales como "Sin Perdón" o "Million Dollar Baby"...
El ritmo lento pero cadencioso, el lirismo de las imágenes sabiamente fotografiadas por la cámara en estado de gracia de Müller, y la impresionante actuación de Johnny Depp (la mejor de su filmografía), junto con las menos brillantes actuaciones de otros personajes más esporádicos (como la antológica aparición de Robert Mitchum, los cameos de gente como Billy Bob Thornton, Iggy Pop, Gabriel Byrne, Crispin Glover, Steve Buscemi o Alfred Molina) hacen de esta película una de las mejores y más redondas películas que jamás se hayan visto...
O B R A M A E S T R A.
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