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El presidente (1961)

El presidente
110 min.
6,9
159
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Sinopsis
El ex primer ministro de Francia, Émile Beaufort (Jean Gabin), aprovecha sus tiempos de retiro para reencontrarse con sus viejos amigos y para escribir sus memorias que ahora dicta a una secretaria. Al llegar a los tiempos de su más reciente ejercicio político, Beaufort rememorará los hechos que se dieron cuando su rival político, Philippe Chalamont (Bernard Blier), aspiró a suplantarlo. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Política
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Le président
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Italia;
Grupos
Adaptaciones de Georges Simenon
Links
9
UN PRESIDENTE DE FICCIÓN
De nuevo vuelvo a reivindicar el nombre denostado de Henri Verneuil, un director de los llamados artesanos de forma despectiva. Sin embargo sostengo sin miedo a posibles represalias intelectuales a definirlo como un autentico “auteur”, un cineasta y guionista con un discurso propio y bien definido, quizás debido a sus orígenes armenios y su consiguiente éxodo familiar. Para mi alguien que ha dirigido al menos tres obras cinematográficas imprescindibles entra de lleno en el cielo de los grandes “maestros”, aunque no sean conocidos ni valorados como los Welles, Renoirs, Mizoguchis, Truffaut y demás maravillosos autores. Y Verneuil, siempre desde mi humilde punto de vista tiene al menos estas tres: “GRAN JUGADA EN LA COSTA AZUL”,”UN MONO EN INVIERNO”, “FIN DE SEMANA EN DUNKERQUE”…y sobretodo la que hoy comento: “EL PRESIDENTE”. Y para no dejar nada en el tintero aclaro que tiene alguna obra semi-maestra como “EL CLAN DE LOS SICILIANOS” o “LA HORA 25”,y naturalmente, como todos los considerados excelsos autores, bastante obra menor, pero no exenta de ciertos valores cinematográficos.
EL PRESIDENTE debería volverse a estrenar hoy en día en todos los cines del mundo para entender lo que en política estamos viviendo hoy en propia carne. El magnífico JEAN GABIN interpreta a un político honrado, rodeado de una jauría de lobos financieros que quieren quedarse con todo lo que puedan del ciudadano de a pie. El argumento es sólido, y el guión no se anda por las ramas, al igual que el personaje protagonista. Quizás la obra realizada en el 1961 se adelantó a su época. Aún que fue un gran éxito de público en Francia y aquí fue vista con cierto cariño, sobre todo por los que perdieron una guerra y vieron en este Presidente al que hubieran querido tener en su día. Sin falsos sentimentalismos, ni historias amorosas que pudieran lastrar su línea argumental, el film explota en el contundente discurso que Gabin realiza en el Parlamento francés ante sus contrincantes. Un final decididamente valiente, aunque previsible, no lastra una realización absolutamente elegante, funcional y solvente, al igual que las interpretaciones de todos los actores, con Gabin al frente y con un extraordinario BERNARD BLIER como segundo de a bordo que no le va a la zaga al viejo actor. BLIER, padre por cierto del director BERTRAND BLIER (“Los rompepelotas”), fue siempre ese secundario de lujo que los franceses valoran casi tanto como a sus protagonistas. Inolvidable en el film de Germi/Monicelli: “AMII MIEI” como el bobalicón al que los grandes amigos dirigen constantemente sus bromas y puyas. Grande BLIER, otro actor a reivindicar.
De visión obligada y película altamente recomendable como todas las citadas de Verneuil, un autor que tuvo la mala suerte de no estar en las barricadas del Mayo francés y hacer un cine comercial para todos los públicos.
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11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Juego limpio.
Coincido en que Vernouil es un director mucho más importante de lo que se le considera. Concilió siempre el pensamiento con el espectáculo ameno, a diferencia de los aburridos e intelectualizados miembros de la "nouvelle vague" Este es uno de sus mejores films. Mediante el hilo conductor de las memorias de un expresidente francés, se nos muestra la lucha de un político por servir de verdad a su país y no a los intereses particulares de las grandes empresas. Un guión inteligente, de diálogos concisos, nos permite asistir a la pugna entre dos clases de profesionales de la política. Jean Gabin encarna a un patriota que juega limpio con Francia, que no se enriquece a costa del cargo y toma decisiones acordes con la moral. Bernard Blien, por el contrario, se parece a los que hoy dirigen los partidos democráticos, pues miente hasta con la verdad y está dispuesto a cambiar de actitud cuando conviene al grupo de intereses al que representa.
La novela de Simenon, bien adaptada por Vernouil, expresa un espíritu hoy desaparecido: la posibilidad de ser eficaz en la conducción de una nación sin enredarse en las zarzas de la corrupción. En este sentido el mensaje del film es plenamente actual. En otro se nos muestra un fuerte carácter personal, muy original en su familiar conducta, que pertenece, desgraciadamente, a otra época.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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