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Réquiem para un luchador (1962)

Réquiem para un luchador
93 min.
7,4
616
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Sinopsis
La carrera de Louis Rivera como boxeador llega a su fin tras una derrota ante el joven Cassius Clay. Ahora debe enfrentar el reto de encontrar su nuevo lugar en la sociedad. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Deporte Boxeo Remake
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Requiem for a Heavyweight
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
1962: National Board of Review: Top 10 mejores películas
1962: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor director
9
Me llamo Quinn, Anthony Quinn.
Solo voy a decir una cosa sobre ésta película cualquiera que alguna vez en su vida haya puesto en duda las labores interpretativas de Anthony Quinn DEBE ver éste filme... lo que hace Quinn aquí con el personaje de boxeador sonado de buen corazón lo han intentado hacer otros muchos actores antes y después pero sin llegar a éste nivel jamás.
Su composición del personaje, sus gestos, hasta como respira destila autenticidad y genialidad.
Por si fuera poco viene acompañado del Gordo de Minnesota y Mickey Rooney.
Una película que pasa en un suspiro pero que permanece en el recuerdo, a disfrutarla!!.
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35 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
“Sólo diga de mi que tengo 111 peleas y que nunca acepté un soborno"
A uno le gustaría tener tiempo para dedicar a hacer una crítica o al menos un comentario de las películas que va viendo, pero realmente pocas veces lo encuentra, o pocas veces una película le impacta de tal modo que se busca ese tiempo de donde sea para cubrir esa imperiosa necesidad de escribir sobre las ideas que esa película ha dejado en su cabeza. “Requiem por un Campeón” ha conseguido por su magnífica factura el ponerme al teclado.
Es innegable la buena actuación de Anthony Quinn, ese boxeador machacado a golpes tras 17 años de peleas (tal como queda reflejado en el rostro de Quinn con una magnífica caracterización), y que no le dejaron nada en los bolsillos pero si un cuerpo quebrantado hasta tal punto que sus días de boxeo tocan a su fin. El personaje te hace palpable en cada gesto, en cada torpe movimiento, el ocaso de ese gran púgil que fue y ya no es, haciéndote sentir como su único mundo se acaba y se aboca hacia un abismo de incertidumbres, con sus tics de boxeador asomando a cada paso y al que sólo le queda su maltrecho orgullo, insuficiente ya para volver a lenvantarse de la lona. Hasta ahora, “Zampano” era mi imagen de Quinn, ahora tendrá que competir con “Montaña Rivera” este personaje, que habré de defender, como una de las mejores interpretaciones del mundo del boxeo en el cine, curiosamente en una película muy poco conocida. La dignidad que muestra el personaje dentro de su primitiva personalidad queda resumida en la idea que tiene de sí mismo, cuando para dar señas de su persona, balbucea “sólo diga de mi que tengo 111 peleas y que nunca acepté un soborno”. Ese bar de boxeadores, de contadores de historietas del pasado, del tiempo y las glorias que no volverán, respira una atmósfera estupenda y da una ambientación que para sí quisieran otras películas de más calado. Quinn estaba en esta película atravesando uno de sus mejores momentos interpretativos, ese mismo año había rodado Barrabas, al año siguiente estaría en Lawrence de Arabia, y a continuación se enfundaría para siempre el traje de Zorba el Griego. Pero las delicias no se acaban aquí, Mickey Rooney esta estupendo, en un papel serio en el que sabe dar replica perfecta a la debacle vital de “Montaña”, y Jackie Gleason, el inmortal Gordo de Minnesota de la inolvidable “El buscavidas” está estupendo en su papel de manager acorralado por las circunstancias. La película se desarrolla en un magnífico blanco y negro que realza todos los matices y todos los gestos, que en el rostro de estos actorazos a veces dicen más que sus palabras. En definitiva un gran descubrimiento.
¡Que distinta es la sensación de cuando uno ve una película recomendada hasta la saciedad a diestro y siniestro y después no encuentra nada de aquello que esperaba, que cuando uno se acerca dubitativo a una película más o menos desconocida, sin esperar gran cosa de ella, y finalmente te conquista fotograma a fotograma, hasta hacerte escribir para recordar el buen momento que se pasó viéndola!
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28 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
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