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Bird (1988)

Bird
161 min.
7,4
10.545
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Sinopsis
La fama del saxofonista de jazz Charlie ’Bird’ Parker crece rápidamente a partir de su llegada a Nueva York en 1940. Pero Parker comienza a abusar del alcohol y las drogas, y su vida se convierte en un infierno. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Biográfico Música Jazz Alcoholismo Drogas Años 40 Años 50
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Bird
Duración
161 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1988: Oscar: Mejor sonido
1988: Globos de Oro: Mejor Director. 3 nominaciones
1988: Festival de Cannes: Mejor actor (Forest Whitaker) y Premio Técnico
1988: Premios BAFTA: Nominada Mejor banda sonora y sonido
1988: Premios César: Nominada a Mejor película extranjera
"Intensa, trágica y profundamente jazzística (...) La mejor película que se ha hecho nunca sobre el jazz"
[Diario El Mundo]
"Maravilloso guión y una de las más elevadas interpretaciones del cine moderno, la de Forest Whitaker, tal vez el actor más desaprovechado de America"
[Diario El País]
13
12
Positiva
1
Neutra
0
Negativa
10
El amigo Charlie
Este film incluye tres genios: personaje, intérprete y director.

Charlie Parker fue algo más que un músico brillante para su época. La característica que lo hizo único fue que no bajaba de escala cuando estaba tocando. El tipo subía y cuando los boquiabiertos espectadores pensaban que debía o que iba a bajar seguía ahí instalado cual pájaro en su rama. De ahí viene el apodo de Bird. Su música conseguía que el público volase. Hay un plano en el que el camarero se niega a servir a un cliente en un momento de especial climax con Bird en la pista. Personalmente no me gusta demasiado la música negra, pero el jazz, aunque reconozco que no lo comprendo, sí que ostenta magia y belleza como ningún otro género musical. No lo entiendo, sí, pero puedo sentirlo. Además, la heroína conseguía en Charlie Parker un extra a la hora de improvisar.

Forest Whitaker es el mejor actor de raza negra de Hollywood y el más infravalorado. Que no le dieran el Oscar aquel año será, como dice el amigo de atrás, por su infumable físico. Seguramente a nuestro amigo le gusten más personajes como Denzel Washinton, Will Smith o algún pajillero de alguna peli rapera. No voy a perder mi tiempo y el suyo resolviendo su absurda paradoja sobre lo que significa interpretación, tengas el físico que tengas.
Whitaker lo clava. Está excelente cuando toca el saxo, cuando está volado por el alcóhol o las drogas y cuando dialoga con su mujer o compañeros de banda. También sus silencios son más que elocuentes y sus reacciones dignas del mejor loco. Habría que esperar otros diez años para verlo en un personaje principal en un film mágico: Ghost Dog con Jim Jarmusch. Entre medio sólo papeles basura y poco reconocimiento. Supongo que además de ser negro, será desagradable con los blancos de Hollywood, porque sino es difícil de comprender sus largas ausencias.

Clint Eastwood es el mejor director vivo y mi favorito junto a Kubrick, Kurosawa y Wilder. La ausencia de anteriores películas "serias" para la casposa y estúpida hasta la saciedad gente guapa de Hollywood, privó a Bird de recibir más merecidos premios y homenajes por parte de la industria. Algo así le sucedió a Spielberg con su mejor obra: El color púrpura; once nominaciones y a casa y sin cenar, por ser su primera obra "seria".
Eastwood no creo que hiciese una película "mayor" por no tratarse de un western o no ser violenta. La maestría del cine que lleva dentro ya había salpicado otras de sus producciones como por ejemplo El fuera de la ley o Infierno de cobardes. Con Bird aprendió quizá a ser más meticuloso de lo que ya era con, por ejemplo, el sonido (un oscar) y con la luz, y además regalándonos un bello plano secuencia y bonitos encuadres. La crítica quedó sorprendida por el trabajo de Clint. Yo también. Gratamente. Film para ver tranquilo y escuchar ocioso. 9.5

"Los drogadictos son personas que sueñan durante toda la vida."
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106 de 138 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Cuando no tiene alcohol, lo sustituye con dolor
Clint Eastwood siempre ha elegido mostrar las vidas de perdedores, de esas personas que un día lo tuvieron todo, el mundo a sus pies, y que por su tozudez, su estupidez, y su egocentrismo, acabaron siendo una sombra de lo que un día fueron. A Clint nunca le han interesando los personajes que siempre consiguen a la chica, los guapos que salvan al mundo o los que tienen un buen trabajo y conducen un gran deportivo. Así los John Wilson, William Munny o Frankie Dunn han sido siempre el arquetipo ejemplar de personajes eastwoodianos, perdedores destinados a acabar solos por su propia culpa. Charlie Parker pertenece por motivos propios a este selecto grupo.

Dentro de la filmografía de Eastwood, primero El jinete pálido y luego Bird significan dos puntos de inflexión en las historias que cuenta Clint, precedidas por la fallida Bronco Billy y por la notable El aventurero de medianoche, y comienzan a marcar lo que será la serie de películas que hará a partir de entonces, una vez alcanzada la perfección técnica, se centrará en contar las historias.

A la hora de analizar Bird, hay que tener en cuenta que siempre es muy difícil llevar al cine una historia tan dura y tan fuerte sobre uno de los grandes músicos de la historia, y por tanto lo más fácil podría haber sido recurrir a numerosos tópicos sobre la música, y acabar en una especie de Ray, un film muy bien realizado pero con menos historia que cualquier comedia adolescente. Pero Eastwood ama el jazz, y más particularmente Parker, su ídolo personal, y éso se nota. Él no embellece la historia, el conduce un relato duro y oscuro sobre un auténtico perdedor, alguien que, consciente de su mala situación, no hacía nada para remediarla. Clint realiza una puesta en escena acorde con la situación del personaje, con escenas que transcurren casi en su totalidad en momentos nocturnos, al igual que la vida de Parker, en la que abundaban más los oscuros que los claros. Apoyado en una fotografía sensacional, que envuelve al espectador, y, obviamente, en una banda sonora de excepción, Eastwood nos deleita con un drama desgarrador que permite conocer cómo fue la caída de un hombre, no sólo musicalmente hablando, si no con su vida, su relación con las personas que le quería, y su relación con las drogas y el alcohol, hasta que perdió la batalla definitivamente.

Tampoco hay que olvidar la forma soberbia en que el director retrató el ambiente propio del jazz. Esos locales llenos de humo, acompañado de un montaje frenético, consiguen transportar al espectador a esos lugares bohemios, llenos de genios, y consiguen que por un momento, se sienta como si hubiera visto tocar en directo a genios como Gillespie, Parker o Miles Davis.
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