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A Wife Confesses (1961)

A Wife Confesses
91 min.
7,4
202
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Película completa (JAPONÉS con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
Melodrama que cuenta la historia de una mujer que es acusada de haber asesinado a su marido. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Drama Drama judicial / Abogados/as Melodrama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Tsuma wa kokuhaku suru (A Wife Confesses)
Duración
91 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
8
La confesión
Olvidado de forma injusta, Yasuzo Masumura demostró a lo largo de su carrera (al menos de la que nos es accesible) un dominio total de las herramientas cinematográficas, cambiando de géneros y mutando según la situación lo requiriese, adaptándose a materiales ajenos pero sin sacrificar su sello autoral, muy al estilo de los logros obtenidos por Alfred Hitchcock en su mejor etapa. Lo que tenemos en "A Wife Confesses" es una traslación a la pantalla de una novela escrita por Masaya Maruyama y adaptada por Masato Ide, que cuenta la historia de una esposa que es acusada del asesinato de su marido durante una salida a la montaña. Su relación con un amigo de su marido hará saltar todas las alarmas, siendo sometida a un juicio que ocupa gran parte del metraje, siendo lo restante flashbacks que nos muestran el cómo se llegó a todo esto, un poco al estilo “Rashomon”, rompiendo los tiempos naturales para saltar de un lado a otro. Y como hacía Kurosawa, aquí todo es maravillosamente claro, fácil de seguir, sin caer en el ejercicio de estilo vacuo; todo lo que ocurre es en favor de la narración, que no abandona el tinte melodramático de la obra de Masumura.

Ayako Wakao interpreta a la protagonista, a esa mujer que se ve atacada por todos los frentes. En un momento de la película se confiesa sorprendida, admitiendo ser "tan famosa como una estrella", sonriendo y consolándose, a duras penas, ante la situación vivida. Wakao no era sólo extremadamente bella (sus perfectas facciones son difíciles de olvidar) si no además, una actriz maravillosa. Aquí pasa por todos los registros posibles y cuando podría caer en los excesos se controla, respira y vive a su personaje. El resto del reparto cumple correctamente, sus papeles están bien definidos y no queda mucho espacio para el lucimiento de cada uno. Claro que tampoco es necesario: todo está tan bien medido que sorprende que apenas tenga taras: ni termina siendo víctima de sus excesos ni abraza el convencionalismo cuando podía hacerlo. La dirección de Masumura es sólida, el reparto lo hace fantásticamente y el guión, aún con sus cosillas discutibles, funciona a las mil maravillas. Otra joyita asiática de un director irrepetible que merecería más difusión, pues su importancia es capital para entender el cine japonés contemporáneo. Aquí juega a hacer un melodrama y le sale un peliculón de esos que se pasan volando. Sin ser la mejor obra de su autor, merece -y mucho- la pena.
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13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El proceso Ayako ("Ella fue la única que realmente amó a alguien...")
Hay una mujer, indefensa, incomprendida por todos, cuyo único objetivo existencial parecer ser el eterno sufrimiento, y por culpa enteramente de un hombre...
Al otro lado una sociedad cínica y depredadora se alza contra ella, sólo con un deseo en mente: aniquilarla. ¿Quién ganará?

Desde que en 1.959 protagonizara su segundo largometraje, "Aozora Musume", Yasuzo Masumura tardaría muchísimo en separarse de Ayako Wakao, y no sólo su magnética belleza era una de las grandes razones; poco a poco el cineasta la haría intervenir en algunos de sus más memorables títulos y pasaría de ser la estrella juvenil de moda de la Daiei para convertirse en una de las más arrolladoras actrices de su generación. Tras participar en la muy regular epopeya histórica "A Lustful Man", vuelve a ponerse a sus órdenes para la adaptación de otra novela, esta vez del autor y prestigioso abogado Masaya Maruyama.
"Tsuma wa Kokuhaku Suru" será la 2.ª y mejor entrega de lo que podríamos llamar la Pentalogía de las Esposas del director (desde "The Most Valuable Wife" hasta "La Esposa del dr. Hanaoka"). Con el futuro colaborador de Kurosawa, Masato Ide, al guión, este relato se inicia con un hombre anónimo en primer plano, aguardando impaciente, hasta que sujeta su cámara y empieza a filmar la llegada de un coche a la puerta de los juzgados; y esta mirada, la del ojo escrutador y fisgón, es clave para entender los acontecimientos venideros. Tras el revuelo que se forma en la entrada, el estrado de los jueces es enfocado desde el punto de vista del acusado (otra mirada vital) y empieza realmente la película...

El acusado es en este caso una mujer (Ayako), y el cargo es el asesinato del marido (Ryokichi); Masumura supera la euforia inicial para sumergirse en los procederes y vicisitudes del denso drama judicial, influenciado como siempre por el estilo y discurso de Kazan, Ray, Lumet o Clouzot (sin caer en el error de vendernos un simple remedo de "La Ley del Silencio", "Llamad a Cualquier Puerta", "Doce Hombres sin Piedad" o "La Verdad"). Los hechos se centrarán alrededor de este turbio proceso, que a la vez se irá desgajando yendo atrás y adelante en el tiempo como sucedía en "Rasho-mon", con cada testigo y acusado ofreciendo su punto de vista personal.
Primero aceptamos la palabra del fiscal, fría y determinante, y poco a poco vamos conociendo a Ayako; en mitad de una escalada de alta montaña un accidente la ha forzado a deshacerse de su marido, pero Masumura es lo suficientemente inteligente para mantener a este personaje en el anonimato durante un tiempo, hasta sacudirnos con la verdad; su visión actúa como el cuchillo que ella utiliza para cortar la cuerda que le unía a aquél, y así raja las tan estrechas ataduras existentes entre las tradiciones absurdas de su sociedad y los ideales modernos.

Esa mujer resulta ser una pobre desgraciada que en las condiciones más miserables acepta ser esposa de un importante profesor universitario de medicina aficionado al alpinismo, pero lo que hace en realidad es someterse a la tiranía de un ser monstruoso que representa la versión más corrupta del marido clásico japonés; y al negarse a interpretar el papel de la esposa tradicional (sumisa, paciente, silenciosa) es fulminada por todos los que la rodean.
Tanto los de fuera (el policía, la criada, el veterano escalador) como los de dentro (Rie, el fiscal Kasai). A su lado permanece Osamu, joven alumno de Ryokichi, sospechoso de su crimen y por el que la primera profesa verdadero amor, levantando las sospechas y celos de su prometida Rie.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Pocas veces se ha proclamado tan a viva voz y con tanta fuerza la defensa de una mujer cuando el mundo entero desea darle la espalda; como sus mentores y como ya había demostrado, Masumura hace del cine un arma de concienciación poderosa y demoledora, y su película hace pedazos las tradiciones del país y lo conduce a una necesaria etapa de modernidad. Pero la mirada de Ayako quedará impregnada en el espejo para siempre.
He de insistir en esa mirada última, porque les desgarrará hasta los intestinos; las palabras de Rie no podrían ejemplificar mejor la gran incomprensión de los hombres hacia los sentimientos de la mujer en su tan estéril y cruel sociedad: "Ella fue la única que realmente amó a alguien". 20.ª obra del director que descubro, y aún me falta la respiración...
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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