Lucha de clases (2019)

Película que podría haber sido bastante más interesante, porque parte de una propuesta muy atractiva, pero se queda a medio gas.

Para empezar, no sabes bien si se trata de una comedia o de un drama, pues presenta características de ambos, sin acabar de cuajar en ninguno. Habría sido deseable más compromiso en una u otra dirección, pues los dos puntos de vista serían válidos.

Como comedia, tiene momentos verdaderamente divertidos. Como drama, algunas escenas son punzantes (sin llegar a la gravedad, claro). Al acabar, sientes la sensación de que podría haber sido mucho más. Lo que sí se agradece es el planteamiento de ciertas preguntas, cuya respuesta no te van a dar, claro, eres tú mismo quién tendrá que encontrarla, y ese es un punto a su favor; que te hace reflexionar.

Excelentes las interpretaciones, y un aplauso para la dirección de las actuaciones de los niños; están muy naturales.

En spoiler detallo un aspecto que ha quedado totalmente desaprovechado. Ese es un punto negativo.

En resumen, si os gusta el cine francés y las comedias costumbristas que tan bien se les dan, es una película agradable. Pero no esperéis reir demasiado. Y si os gusta el drama, os quedaréis a medias, con un final abierto que para concluir, no acaba de decir nada.

"- Blanco no es un color de piel, es una clase social".

Muy simpática película francesa, que como siempre que ocurre con sus películas, mezcla, a mi modo de ver de forma muy entretenida, la comedia costumbrista con inquietudes sociales en cuanto a la educación de los hijos y en cuanto a la realización en la vida de los propios padres, que a veces no lo tienen todo tan claro como suponían.
La lucha constante de un padre por mantener y hacer mantener a su familia, sus principios éticos, sociales y morales, choca contra las realidades de un mundo en constante evolución. Y también la frustración que causa a los padres el no entender el mundo de los niños, que actúan, viven y se divierten con reglas ajenas al mundo de los adultos.
Todo ello narrado de forma bastante divertida, que comienza un poco enrevesadamente, pero una vez sabemos de qué pie cojean los personajes, asistimos a escenas muy lucidas que invitan tanto a la risa como a la reflexión profunda, aunque siempre sin hacer sangre, no en vano es una comedia social.
Escenas como el intento de cambio de colegio para su hijo, de uno público a otro católico, con el vídeo musical en ciernes, son hilarantes, así como los intentos de la profesora del colegio para ser políticamente incorrecta en la escena del simulacro por ataque terrorista:

"- No se dice "terrorista" se dice "individuo con claro perfil intrusivo"".

Buenas interpretaciones (excelente el niño protagonista), diálogos rápidos y mordaces y un sano ejercicio de estudio, quizás a veces un tanto superficial, de distintas realidades sociales, mostradas de forma amable pero ciertas e indudables.

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