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En el dormitorio (2001)

En el dormitorio
130 min.
6,8
6.147
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Trailer (ESPAÑOL)
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Sinopsis
Matt Fowler (Tom Wilkinson), un médico que vive en su Maine natal, está casado con Ruth Fowler (Sissy Spacek), profesora de música coral. Su único hijo, Frank (Nick Stahl), que está pasando las vacaciones de verano en casa y trabaja como pescador de langostas para pagarse sus estudios, mantiene una relación amorosa con una madre separada (Marisa Tomei). (FILMAFFINITY)
Género
Drama Cine independiente USA
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
In the Bedroom
Duración
130 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2001: 5 Nominaciones al Oscar: película, actor, actriz, actriz secundaria, guión adaptado
2001: Globos de Oro: Mejor Actriz dramática (Sissy Spacek). 3 nominaciones
2001: 2 nominaciones BAFTA: Mejor actor (Tom Wilkinson) y actriz (Sissy Spacek)
2001: 2 premios National Board of Review: Mejor director (Todd Field), guión
2001: Círculo de Críticos de Nueva York: Actor, actriz, y mejor ópera prima. 5 nominaciones
Una de las mejores películas americanas del 2001 fue injustamente olvidada en los Oscar; a pesar de sus 5 nominaciones este intenso, emotivo y sobrecogedor drama soportado por unos insuperables Sissy Spacek, Tom Wilkinson y Marisa Tomei se fue de vacío la noche que ganó la mediocre "Una mente maravillosa". La historia de unos padres enfrentados a una tragedia se graba en la mente hasta mucho después de acabada la película. Por si fuera poco, se trata de la ópera prima de Todd Field, un joven director que con esta película se ha puesto a la cabeza de una nueva hornada de directores americanos que prometen talento. No se la pierda.
[FilmAffinity]
9
9
Positiva
0
Neutra
0
Negativa
7
Una historia de violencia
Se puede contar esta misma historia de mil y un maneras. Tantas, que cualquier telefilme de sobremesa puede dar más pistas evidentes, pero hacerlo con tanta sutileza e inteligencia como en el guión de Todd Field pocas.

“En la habitación” habla de la superación de una tragedia antinatural, prima hermana de la también recomendable “La habitación del hijo”. Ambas realizadas el mismo año y a miles de kilómetros de distancia, pero en la película de Field existe además otro interesante y añadido punto de vista más americano: la muerte es tan antinatural (un hijo fallece antes que los padres) como artificiosa (es un homicidio).
En el fondo pertenece a los cimientos de la naturaleza, como esas langostas que no pueden estar en la misma jaula: “Como dice el refrán: dos se llevan bien, tres se quieren matar”. Field así va a tratar a sus personajes como animales en un quirófano, diseccionando sus emociones y sentimientos con un bisturí tan afilado como inteligente: sus diálogos, silencios y acciones.

Sissy Spacek, Tom Wilkinson y Marisa Tomei están simplemente estupendos, aunque ninguno de ellos (incluido el propio Field) contaba con otra tragedia antinatural en forma de aviones controlados por terroristas; un hecho que hizo explotar otros resortes en la gala de los Oscars del 2002, donde la mediocridad aliada con Ron Howard salió victoriosa.

En la terna junto a otros dos filmes de esta década tan aparentemente simples, basados en formulas vistas y trilladas como maduros e inteligentes (“Una historia de violencia” y “Mystic River”).
Pero la gran pregunta que me viene a la cabeza es el porqué lavan todos estos personajes sus pecados en un baño tan cristiano como purificador.
Tal vez porque al final de todo ese viaje de culpabilidades y faltas queda el vacío, el silencio y la difícil decisión de tomarse un café. Aunque claro, así es América.
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75 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Pacto sagrado
En una de las secuencias apenas empezado el metraje, el personaje de Tom Wilkinson interviene para separar a dos langostas, mientras de sus labios brota la principal línea argumental que nos vale para comprender en parte esta película. La verdad de que cuando dos animales se cruzan en la misma jaula acaban por matarse; unas pocas palabras apenas sobreentendidas entre los silencios en los que se construye este relato; y de paso una lección “darwiniana” de un viejo doctor sobre la supervivencia natural; que el hombre por supuesto intenta mantener colocando a cada uno en su sitio (léase a cada langosta en el suyo). Y de eso va este relato, de biología; de cuando esta incumple su pacto más sagrado: que los hijos mueran antes que sus padres. De eso y del dolor que queda después; del sufrimiento tenso, solitario y sobre todo silencioso que jamás desaparece mientras contemplamos los días pasar desde la habitación. Magullando e hiriendo a las únicas personas que nos comprenden, porque no podemos (¿no debemos?) disparar a quién de verdad nos ha encerrado juntos. Y antes de que devoremos a los que hemos elegido para compartir el dormitorio (y la cama) mucho tiempo atrás; sólo nos queda curar la infección de esa herida que quizá no cicatrice, para al menos de este modo atenuar nuestra rabia y validar nuestra venganza, que dicho sea de paso, no es un sentimiento humano sino animal (si es que existe distinción). Así que al final por más que lo intentemos únicamente podemos acallar ese silencio que tanto duele y recordarle al mundo que un acto “contra natura” no es un simple homicidio involuntario, colocando la mano propia allí donde la justicia y la humanidad han fallado
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49 de 59 usuarios han encontrado esta crítica útil
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