Burn Out (2017)

Una trama muy simple, con trepidante acción... la velocidad de la moto y la historia que te mantiene alerta por lo que pueda suceder. Resolución previsible, buen protagonista que combina inocencia con decisión a la hora de resolver el conflicto que acecha a la madre de su hijo.

Que el problema lo tenga la madre de su hijo, cuando ya no son pareja, aporta ese punto de generosidad que a cierto público le hace empatizar con la historia.

Final extraño, interesante, por lo poco común...

Burn Out es toda una sorpresa.
Yann Gozlan ha filmado una más que notable película que mezcla varios géneros: thriller criminal, acción, drama, romántico... y lo bueno es que todo funciona a la perfección. La relación entre Tony y Leyla es emotiva, la trama de droga engancha y el ritmo consigue entretener desde el primer minuto hasta el último. Además, ajusta el metraje al máximo con apenas 100 minutos, lo que sin duda ayuda, porque así se evita perder efectividad por alargar la trama sin sentido.
Y qué decir de François Civil, excelente antihéroe, que combina un físico espectacular con un talento que permite que el espectador se identifique con Tony desde el principio, ya que nos resulta cercano y entendemos su necesidad de pasar al lado oscuro de la ley con su moto (atención a la escena en que se derrumba en el vestuario, o el plano final mientras observa el coche de policía parado en el cruce). Sencillamente, hace una interpretación que ya querríamos ver en actores de la saga Fast & Furious, por ejemplo.
Una gratísima sorpresa. Notable y fascinante.

Lo mejor: Su combinación de entretenimiento, thriller, acción y romanticismo, y la interpretación de François Civil.
Lo peor: Le falta algo de profundidad en los personajes secundarios.