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Las vírgenes de Roma (1961)

Las vírgenes de Roma
105 min.
4,5
56
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Sinopsis
La acción tiene lugar cuando Roma aún no domina Italia. Derrotados sus ejércitos por los pueblos vecinos, los romanos deben entregar a sus jóvenes vírgenes como rehenes. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Drama Antigua Roma
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Le vergini di Roma
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Francia-Yugoslavia;
Links
7
Entusiasta y brillante peplum, con mucha táctica política
"Un romano puede morir como un héroe si tiene la ocasión de luchar, pero si deja matar a la primera es un cretino".

También conocida (quizás más), como "Las amazonas de Roma", es un muy curioso péplum, que comienza de forma extraña y algo deslavazada, para poco a poco ir ganando en interés, espectacularidad y entretenimiento.
Al estar codirigido por nada menos que Vittorio Cottafavi, un gigante de la dirección, contiene bastantes elementos atractivos, tanto visuales como de estudio psicológico de los personajes y un sentido de la puesta en escena en verdad rico en matices.
Los diálogos son excelentes, las dos historias de amor son complejas, nada sensibleras, y las escenas de guerra, no muchas, la verdad, están muy bien rodadas.
Quizás el final sea un tanto rápido y algo facilón, pero para entonces hemos asistido a un buen espectáculo cinematográfico, muy ameno y con bastante tralla en el fondo.
Un péplum de calidad, con mucha táctica política, rodado con fuerza y entusiasmo.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
La virgen y el bárbaro
El péplum, al que nosotros llamábamos "películas de romanos", es un género que, al igual que el western, se resiste a morir. Basta recordar títulos más o menos recientes (Troya, Gladiator, Legionario, Hércules, Furia de titanes...) para comprobarlo. Su período más fecundo es la década 1955-1965, con la ayuda inapreciable de colossals procedentes de Hollywood como Quo Vadis?, Ben-Hur, Helena de Troya, etc. La que nos ocupa hoy, inédita en España, estrenada en DVD y emitida por La 2 una mañana, es un ejemplo clásico de este tipo de cine, con todas sus virtudes (escasas) y defectos (numerosos). Para empezar, Jourdan no se llevaba bien con Cottafavi, director aclamado por algunos, en especial el llorado José Luis Guarner, y ordenó despedirle. En su lugar ocupó la butaca de director el experto Carlo Ludovico Bragaglia, un veterano realizador, ducho en el género, cuya carrera se había iniciado en 1932. El argumento es insensato: Roma, rodeada de ejércitos enemigos, ha de entregar a sus vírgenes como rehenes de una tregua endeble. Las chicas, muy monas ellas, se rebelan y les hacen la vida imposible. Cabe decir que el péplum es el primer género "unisex" de la Historia del Cine: tanto ellas como ellos lucían cursis minifaldas que dejaban sus muslos al descubierto. A lo que íbamos: aparte de un guión pobretón y esmirriado, tenemos un presupuesto de risa. Roma se compone de una plaza y unas cuantas calles adyacentes, el puente que hay que defender para impedir la invasión enemiga es de Comansi, las masas no andan muy sobradas de personal, y las batallas se resuelven en un guirigay de extras merluzos y pazguatos que no saben qué hacer. De hecho, a algunos se les ve perfectamente inmóviles, como tentetiesos, en las batallas del puente. La bonita fotografía de Marc Fossard, que aprovecha con elegancia los paisajes naturales, nada puede contra tanta desidia. Pasemos al capítulo interpretativo. La mayoría de péplums se rodaron en régimen de co-producción, como el que nos ocupa. En Las vírgenes de Roma se aliaron Italia, Francia y Yugoslavia. Al frente del reparto se halla Louis Jourdan, que apuesta por una interpretación en plan playboy parisino irresistible que da mucha risa, sobre todo porque es el bárbaro. Eso sí, se pasa la película comiendo manzanas, sandías y cualquier fruta que se le ponga por delante. Jourdan era un actor de registro limitado pero de gran seducción y encanto, y en fin de cuentas es el protagonista de tres obras maestras como Carta de una desconocida, La mujer pirata y Gigi, de modo que poca coña. Le da la réplica la star británica Sylvia Syms, aunque no sabemos muy bien qué hacía ahí. Era una chica vivaracha y guapita, oh-so-british, una especie de Julie Andrews, para entendernos, y su presencia en esta película es un misterio. Nicole Courcel, señora de buen ver, es la mala, por así decirlo, y Ettore Manni aporta su experiencia en este tipo de cintas. Ah, pero la sorpresa es ver a Michel Piccoli en un breve papel de cónsul romano, con pelo y todo, y cara de estupor. ¿Quién le iba a decir que, años más tarde, gracias a Buñuel, se convertiría en un actor admirado y respetado por generaciones de cinéfilos? Como es de suponer, las chicas dan una lección a los chicos y les salvan el culo, y de esta forma el bárbaro Jourdan puede casarse con la noble Syms, que bebe los vientos por él. Hora y media de inocente diversión, que tampoco va mal de vez en cuando.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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