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Siempre hay tiempo (Héctor y Bruno) (2009)

Siempre hay tiempo (Héctor y Bruno)
84 min.
5,2
55
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Tráiler (ESPAÑOL)
Sinopsis
Historia familiar que narra el cambio de vida que sufre Héctor, un señor mayor, que se ve obligado a salir de su pequeño pueblo vasco por la construcción de una gran autovía; y que tiene que compartir su vida con su familia, a la que casi no conocía. Héctor tiene como reto adaptarse a una gran ciudad y a la compañía de su nieto Bruno, adolescente con problemas, a quien Héctor puede ayudar más de lo que imagina. Habla de los distintos valores de lo tradicional y lo moderno, del mundo rural a lo urbano, de la relación siempre difícil entre padres e hijos. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Siempre hay tiempo (Héctor y Bruno)
Duración
84 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
5
El abuelo existe
En la sociedad de la información, en la que todo parece ir a la velocidad de la luz, la obsesión por mirar hacia delante y por estar mejor conectado con el resto del mundo quizás nos ha hecho olvidar a gente mucho más próxima que por edad, parece no tener cabida en nuestra burbuja ultra-moderna. Pero pasamos por alto que todo lo que hoy parece haber quedado desfasado ha jugado un papel clave a la hora de definir nuestro actual status. Es decir, a este mundo “arcaico” del que renegamos; al que le hemos dado la espalda, tendríamos que agradecerle el estar donde estamos ahora... pero en vez de esto lo ignoramos, librándolo a su total destrucción.

En este sentido, la metáfora del pueblo dejado de la mano de Dios comido literalmente por la construcción de una autopista es tan obvia como elocuente y efectiva. Sirve al mismo tiempo para construir el clásico discurso de “televisión pública”. Esto es, los toques de atención que de vez en cuando sin darnos cuenta pedimos a gritos para tomar conciencia de la realidad que nos rodea. Nos situamos entonces en el conflictivo territorio fronterizo entre lo poco atractivo, por el ya comentado olvido al que hemos condenado a ciertas temáticas, y lo necesario, por el compromiso social que destila la propuesta en términos generales.

Así pues, no hay que caer en el error inducido por algún cartel promocional, o por el propio título de la cinta, que podría remitirnos a ‘Nunca es tarde para enamorarse’, aquella cinta relativamente reciente en la que unos creciditos Dustin Hoffman y Emma Thompson descubrían que las dulces mieles del amor no tienen fecha de caducidad. Ciertamente el personaje encarnado por Txema Blasco va a pasar por esta etapa acaramelada, pero ‘Siempre hay tiempo’ intenta ir más allá, contando su guión un abanico bastante amplio de frentes que vienen a reflejar diversas problemáticas de calado social: el choque entre el mundo rural y el urbano; lo antiguo y lo moderno, la desconexión intergeneracional, las tensiones familiares, el bullying...

Es a causa de esta ambición que el primer largometraje de Ana Rosa Diego acaba ligeramente estancado. Y es que ni es la primera vez ni tampoco la última en la que una película cae en la trampa de querer hablarnos de demasiadas cosas. Se agradece el intento de ponernos al día de casi todas las incidencias de la sección de sucesos, pero como viene siendo habitual, eso al mismo tiempo conlleva no ahondar satisfactoriamente en ningún tema... e incluso resolver alguna que otra situación de forma peligrosamente superficial, como sucede con el caso de acoso escolar. La troupe de súper-abuelitos, ataviada con el uniforme de gala, acude al rescate del nieto en apuros y pone en su sitio a la pandilla de matones. ¿Manera simpática de sacarse de encima el estorbo? Sí, y también algo frívola.
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