La Mano Negra (1950)

Es curioso ser el primero que hace una crítica sobre esta película. Quizás no esté entre las mejores, pero es muy recomendable, ya que cumple al 100% con los requisitos del género. Un principio intrigante y demoledor, nos situa en un barrio de Nueva York en el año 1900, donde habían más italianos que en la misma italia. Y el delito andaba a sus anchas, dentro de una sociedad denominada LA MANO NEGRA. Cualquiera que se negaba a pagar, su fin era criar malvas. Los hechos delictivos ya los tenemos en marcha, asesinatos, secuestros, atentados, tiroteos... puro cine negro. Con unos personajes bastante oscuros, los cuales con el buen trabajo del director, a base de primeros planos fijos, juego de luces y sombras, crean un ambiente tenebroso para el espectador. Esa forma peculiar de vestir, esas miradas, las cicatrices, personajes macabros por doquier. Me ha sorprendido gratamente la interpretación de Gene Kelly, pensé que no iba a encajar. Le falta un poco de peso al personaje, en especial en el desenlace. Esperaba algo más salvaje. El hecho de rodar en blanco y negro es una ventaja para este tipo de cine, calles oscuras, poca luz, callejones solitarios y menos luz aún. Te prepara para lo peor. Sin embargo, cuando el comisario va a Nápoles, allí todo es tranquilidad, luz y más luz. Fijaos como cambia todo cuando va camino del buzón.

Magnífica la escena del juicio, donde deciden deportar a un miembro de la mano negra por delitos en su país. A raíz de ahí el policía y Kelly deciden viajar a Nápoles en busca de las fichas delictivas de los miembros de la Mano Negra, para sacarlos del país.

Pues sí, esta película se merece más críticas, porque está muy bien realizada y, siendo del año cincuenta, aguanta mejor que muchas de las que se han hecho después sobre el tema de la mafia italiana en América.
Un guión sin grandes complicaciones, pero eficaz, sabiendo contar una historia.
Una sorpresa ver a Gene Kelly en un papel serio y no bailando. Lo hace muy bien, aunque a veces le delata esa sonrisa suya de comedia.
Acertado el ambiente, la miseria de la emigradión, en aquellos tiempos de principios del siglo xx.
El blanco y negro ayuda a dar verosimilitud y contraste.
En definitiva una obra lograda de Richard Thorpe, el director con más largometrajes de la historia. Tenía mucho oficio y aquí se nota en cada plano.