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El cura de aldea (1927)

Sinopsis
La trama se enmarca en las guerras carlistas, entre 1837 y 1848, y la historia sucede en un pueblecito de Salamanca. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Melodrama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
El cura de aldea
Duración
63 min.
Guion
Fotografía
Compañías
7
Arqueología florianesca.
Cuando te tropiezas con una cinta antigua dividida en partes, jornadas o capítulos tienes la sensación que los "arqueólogos" de nuestro cine han hecho cuanto han podido para recuperarla en las mejores condiciones posibles para su exhibición.
Es lo que pasa con "El cura de aldea" de Florián Rey. Película muda que, junto a los letreros con los diálogos o las explicaciones que llevan a menudo sobreimpresionado "Atlántida" o "Programas Márquez", aparecen otros que indican de forma más o menos ordenada la "parte" o la "jornada" correspondiente.
Como es sabido, "El cura de aldea" está basado en el drama (1858) y la novela (1860) homónima de Enrique Pérez Escriche. El folletín superó las 1.200 páginas y se publicó en dos tomos. Ambos constituyeron dos rotundos éxitos de público.
La novela tiene un argumento un tanto desordenado. La acción se sitúa en 1837 durante las guerras carlistas en El Carrascal, ¿del Obispo, de Velambélez o de Bárregas?, pues aunque el segundo nombre aparece en un cartel no hemos conseguido leerlo bien. En esta localidad salmantina ejerce como párroco el P. Juan, con su sobrina María, de la que se enamora Roque, hijo del rico alcalde Gaspar y de Ángela, esta a su vez hermana de El Señorito de Salamanca, un bandolero que muere a manos de Gaspar. También la pretende Diego, un joven abandonado de niño en la puerta de la rectoral que viven con el P. Juan.
Este mismo desorden se traslada igualmente a la cinta que Florián sitúa en las primeras décadas del siglo XX. Incorporando aquí la guerra de África con el blocao de La Muerte, la valentía de los soldados que en masa se presentan voluntarios para dar los relevos pese a su peligrosidad, la transmisión de señales mediante heliógrafos, tanquetas acorazadas, hospitales de campaña servidos por médicos, monjas y enfermeras con largas batas blancas, etc.
En fin, muchos personajes que eclipsan un tanto en la cinta el protagonismo del P. Juan, un hombre bueno como se aprecia en la bella escena del repaso de la doctrina con los niños del pueblo.
Obra muy interesante, no tanto por el drama o por la parte sentimental, cuanto por la belleza de los fotogramas que captan muy bien tanto la vida rural en el Campo de Salamanca, como las escenas de Tetuán, de la vida castrense en el Protectorado español de Marruecos o los ataques de los "moros". Tiene también su mérito antropológico
Una fotografía y unas interpretaciones muy dignas. Lo mismo que la realización que imprime un ritmo ágil y sostenido que mantiene siempre la atención del espectador. Si bien peca el guion de cierto embarullamiento al tratar de "meter" en poco más de una hora demasiado argumento, demasiado texto.
Personajes bien dibujados.
En la copia que hemos visto no hay créditos.
Resumiendo, una cinta a reivindicar que recomendamos, sobre todo a los aficionados a la arqueología cinematográfica española.
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