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Apuestas contra el mañana (1959)

Apuestas contra el mañana
96 min.
6,8
796
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Trailer (INGLÉS)
Sinopsis
Johnny Ingram (Harry Belafonte), un cantante negro lleno de deudas debido a su compulsiva afición a las apuestas, Earl Slater (Robert Ryan), un ex presidiario racista que vive a costa de una mujer, y Dave Burke (Ed Begley), un ex policía corrupto y jugador, se unen para atracar un banco de Nueva York. Aunque el plan parece perfecto, pronto surgen entre ellos tensiones que pueden hacerlo fracasar. (FILMAFFINITY)
Género
Cine negro Drama Crimen Robos & Atracos Racismo Melodrama Serie B
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Odds Against Tomorrow
Duración
96 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
1959: Globos de oro: Nominada Mejor película para promover el entendimiento int.
8
La charca
Notable drama de crimen y cine negro realizado por Robert Wise (1914-2005) (“West Side Story”, 1961) sobre un guión de Abraham Polonsky y Nelson Giddins, que adapta la novela “Odds Against Tomorrow” (1957), de William P. McGivern. Se rueda en escenarios exteriores de NY (Central Park, Hudson …) y en los platós de Gold Medal Studios (NYC) con un bajo presupuesto. Producido por Robert Wise y Harry Bellafonte para Har Bel Productions, se estrena el 15-X-1959 (NYC).

La acción dramática se desarrolla en NY y en la localidad de Milton, situada a 160 Km. de NYC, junto al río Hudson, durante unas pocas semanas del invierno de 1959. Dave Burke (Begley), un antiguo policía, de unos 60 años, recluta a dos colaboradores, Earl Slater (Ryan) y Johnny Ingram (Bellafonte), para cometer el último atraco de sus vidas. Slater es un maduro ex convicto, desocupado, frustrado y amargado, que vive mantenido por su compañera Larry (Winters). Ingram canta y toca música de jazz en un bar de los bajos fondos neoyorquinos, está separado de la mujer y es adicto a las apuestas. Burke es un antiguo oficial de policía al que la vida ha tratado mal, vive solo en la habitación de un hotel, es aficionado a las apuestas y necesita dinero para salir de un apuro. Los tres protagonistas masculinos constituyen tres imágenes diferentes y a la vez complementarias del arquetipo del perdedor.

El film presta mucha atención a la definición de los caracteres principales, a la que dedica casi la mitad del metraje. De ese modo consigue poner el desarrollo de la acción en manos de unos personajes que el espectador conoce con un nivel de detalle y de profundidad poco habituales en cine. La caracterización de los mismos pone de manifiesto sus puntos comunes y sus diferencias de idiosincrasia y carácter. Estas referencias aportan pistas que fundamentan y explican la orientación y el desarrollo de la acción. Así mismo, otorgan verosimilitud y credibilidad a la evolución de los hechos y a las incidencias que se registran a medida que avanza la acción, condicionada y al mismo tiempo impulsada por factores psicológicos, prejuicios, fobias y filias, diferencias personales de edad y de criterio, etc.

La obra incorpora un interesante alegato contra el racismo y los prejuicios que lo sustentan. La exposición se refuerza con la caracterización sumamente antipática del personaje que los encarna. Utiliza además abundantes imágenes de humedad, charcas de agua, fango y suciedad, que se desgranan en paralelo al curso de las manifestaciones racistas.
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33 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Perdedores
Para mi gusto, una de las mejores películas que he visto de Robert Wise, realizador que sin figurar habitualmente entre los más destacados del cine estadounidense, tiene en su haber filmes valiosos en distintos géneros, alcanzando momentos excelentes -desde el punto de vista formal- en muchos de ellos (prácticamente la totalidad de "The set-up", seguramente mi película preferida sobre el boxeo, la secuencia inicial de "West Side Story", que empequeñece el resto del filme, o el comienzo de "La amenaza de Andrómeda" en la que sucede lo mismo, son buenos ejemplos).

A falta de ver "The captive city", esta película corresponde, junto con "Nacido para matar", al género negro, siendo en mi opinión muy superior a este último título mencionado. El argumento se centra en tres personajes que encarnan -desde distintas perspectivas- el arquetipo del perdedor, o lo que es lo mismo, el negativo del también habitual triunfador que ejemplifica el cumplimiento del sueño americano. En este caso, la descripción minuciosa de los tres protagonistas (Dave, un viejo policía expulsado por corruptelas; Earl, un tipo racista, amargado y violento, cuyo matrimonio es un fracaso; Johnny, cantante en clubes nocturnos, separado y atrapado por un hampón al que debe dinero por perder en las apuestas) acapara más de la mitad del metraje, al tiempo que se nos muestra su desesperado intento por superar sus dificultades e insatisfacciones cometiendo un atraco a un banco.

El guión perfila perfectamente a los personajes, cuyos dramas respectivos (soledad, amargura y ludopatía) quedan muy bien reflejados, sin que ello suponga descuidar unos diálogos que por su ironía y causticidad resultan característicos del género. Los intérpretes trabajan a muy buen nivel, incluyendo al cantante Belafonte, aunque destacan especialmente Ed Begley y el siempre extraordinario Robert Ryan, uno de mis actores predilectos, en un rol que le viene como anillo al dedo.

Formalmente excelente, la película cuenta con una buena fotografía de Brun (muy destacable la iluminación del club en el que canta Johnny, o la oscuridad de la secuencia en la que Dave y Earl planean el robo), pero sobre todo tiene su mayor acierto en la ambientación un tanto lúgubre -calles sucias y encharcadas, tiempo predominantemente nuboso, cercano al invierno-, el rodaje en exteriores, y el estilo de dos secuencias. La primera de ellas me sorprendió mucho, y es la que más me gusta; es la que precede al robo, cuando Johnny y Dave dejan pasar las horas junto al sucio curso de un río. Lo interesante es que unas imágenes -sobre todo planos generales, alguna panorámica- que nos muestran a los dos personajes en actitud contemplativa, sugieren al tiempo las reflexiones y temores que les inundan, logrando así transmitir una sensación inquietante al espectador, mediante una pausa que no es tal. La segunda es la del robo, rodada en tiempo en real y con escasos diálogos, aportando una gran verosimilitud a las imágenes.
Acaba en spoiler.
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30 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
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