El dilema de las redes sociales (2020)

Este documental me ha parecido de los mejores que he visto en mucho tiempo. Comenzando por el guión, en que se transmite con un hilo argumental perfectamente hilado las temáticas pertinentes para analizar el efecto que las redes sociales y la inteligencia artificial de ellas están creando en nosotros, los humanos; y siguiendo por la presentación combinando una historia ficticia en la que cualquier familia se podría identificar con los testimonios de personajes realmente relevantes que han formado o siguen formando parte del mismo mecanismo que critican.

Abrumadora, te hace salir de una patada en la silla de Mátrix. Se la recomendaría sobretodo a adolescentes y en general a toda la población porque para que el cambio sea posible se tiene que difundir la cara más oscura de las tecnologías que estas tanto se esfuerzan en omitir. Una cinta sin pérdida.

Así como el doctor no pudo calcular los alcances de su experimento, los creadores de internet se vieron en situación similar cuando descubrieron ESO que habián creado. "Soy el destructor de mundos" decía Oppenheimer cuando se creó la bomba atómica; consecuencia final luego de hallar algo tán nimio como el átomo. Con internet se repite la historia como un bucle: alguien busca algo importante y lo encuentra. Finalmente ese descubrimiento se ramifica de manera desastrosa para la humanidad.

El dilema... es un documental de mensaje simple con una ficción insertada solo para confirmar la tesis de la que parte: el manejo libre de la información será beneficioso hasta que alguien se aproveche de eso a escala global. Las entrevistas saltan de personaje a personaje con buen ritmo. Incluso varios de ellos adoptan una actitud reflexiva que enriquece la propuesta (es una peli que funciona mucho mejor disparando conceptos; mientras que se queda en un plano discreto desde su armado audio-visual).

La ficción cumple un rol minimalista dentro de la estructura. Intenta refrescar una peli que de otro modo hubiera quedado demasiado dura y periodística. No obstante, siento que queda en falta un armado menos rítmico y más formal, puesto que las ideas que se desprenden chocan con ese sentido común que todos tenemos. Ese que nos dice: "sí, tienen razón...¿qué más?".