Camino hacia la libertad (2019)

Esta cinta es reseñable por muchos aspectos, y merece más o menos según mi opinión, una crítica positiva. Arranca en la Alemania de los años treinta cuando el doctor Kominsky con su mujer Chossona y sus hijos Rachel y Joshua hacen la Pascua judía recibiendo a gente de su etnia igual de acomodados que ellos. Es ahí donde el perro y el niño protagonistas empiezan a entablar su amistad y su guiño para lo que se dirime posteriormente. Pero lo que la familia Kominsky quizás no quiere saber esque poco a poco van a ir recortando sus derechos y de todos los judíos minándolos poco a poco. Desde la panadería que no admite hebreos hasta el Congreso de Nuremberg que impide que ellos tengan mascotas. Joshua y Kaleb se ven obligados a separarse. Tras callejear un tiempo se hace un perro oficial de las SS y tiene un nuevo dueño. Pero sin embargo a él le vienen recuerdos de su infancia cuando era cachorro en el apañado apartamento de los Komisnky con Rachel y Joshua lo que es un buen recurso de film. Estos flashback le vienen, y también más tarde, en blanco y negro, con buenas imágenes ¿recuerdan los animales mejores tiempos?, ¿tienen conciencia?. Según ‘Camino hacia la libertad’ sí.

El reencuentro con Joshua y lo que acontece después es cosa de la literatura y del film. Una epopeya vista muchas veces pero que con la genial actuación del niño y su inseparable can merece la pena ser visionada de nuevo. El resto de actuaciones me han parecido más bien mediocres y la enjundia del film en la que se incluyen calidad audiovisual y guión falla un poco. Aun así merece la pena seguirla y es uno de los golpes de la narrativa, el encuentro con granjeros y partisanos.

‘Camino hacia la libertad’ es una película tierna y valiente con el buen ángel de nuestras mascotas ayudándonos en difíciles momentos contado con algo verídico, la guerra y holocausto

La nitidez televisiva de las imágenes delata desde el principio esta filmación. Mas que obra cinematográfica es una producción para televisión para los domingos por la tarde y enfocada hacia un público juvenil bien intencionado. Todo plano, todo simple, diálogos sin profundidad, situaciones del todo previsibles, actuaciones de segunda categoría. Rodada de manera mediocre.

Perritos dulces y civilizados por doquier para adulterar una historia de tintes infantiles aunque estén por medio los campos de concentración nazis.

Ingenua. Insubstancial a pesar de sus intenciones. No apta para todos los públicos y sensibilidades, pero en sentido inverso al usual.