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Clandestine Zero Line (1960)

Sinopsis
Dos reporteros de dudosa moral investigan un caso criminal, cayendo en el mundo oscuro en el proceso. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Crimen
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Mikkô zero rain
Duración
83 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
7
Dos reporteros contra el crimen (La ambición vuelve a teñirse de blanco y negro)
Dos hombres dedicados al periodismo de investigación enfrentados para lograr la exclusiva más jugosa y captar antes la atención del público, pero para ello han de introducirse en un submundo donde reina la violencia, la corrupción y los más bajos procederes...

Una obra que despierta interés. "Smashing the "0-Line" " le llega a Seijun Suzuki durante un año, 1.960, en el que no dejan de agobiarle con proyectos aquí y allá; de seis (nada menos) que firma los críticos y fans recuerdan esos enmarcados en el "thriller", que son las exóticas "borderless action films" de la compañía. "The Sleeping Beast Within" pasa por ser una de las más sólidas muestras de lo que es capaz de lograr el director con un material cargado de situaciones y personajes típicos de un género prestado del imaginario norteamericano.
La película es un relativo éxito y queda demostrada la buena fusión de Suzuki con Hiroyuki Nagato de protagonista; unos meses después no se lo piensan en Nikkatsu y endosan al primero otro encargo con guión escrito y reescrito a cuatro manos, donde se vuelve a contar con el versátil actor formando equipo con algunos de los jóvenes rostros más famosos de la productora (Sanae Nakahara, Yuji Odaka, Mayumi Shimizu...). Sin embargo un guión el cual vuelve sobre las mismas claves en las que se asentaba el confeccionado por el autor Ichiro Ikeda; Nagato encarna, de hecho, a otro reportero de sucesos no muy distinto de su anterior Shotaro.

Katori, por el contrario, es una versión madura, cuyo nihilismo destructor escapa a la inocente valentía de su antecesor; figura de nuevo lo poderosísima que es el arma del periodismo, pero un arma de doble filo que pese a tener como objetivo el desbaratar los diversos males que hieren a una sociedad acaba siendo empleada a través de falsas artimañas, desvergonzada manipulación y un gran sentido de la frialdad para con los seres humanos que sufren las consecuencias por culpa de dicho uso. Su contrario es el noble y recto Nishina, antiguo amigo y amante de su hermana Sumiko.
El guión nos introduce en el cara a cara de estos buscadores de la verdad, ambos en compañías distintas y con métodos opuestos pero con la misma misión: desmantelar el tráfico ilegal entre Japón y Hong Kong (como en "The Sleeping Beast Within"). Mientras aparecen sospechosos por doquier y el embrollo campa a sus anchas entre mentiras, traiciones, deseos de venganza, sexo, asesinatos y reporteros que se creen detectives de una novela negra, Suzuki nos plantea una crítica amarga y descarnada de la sociedad japonesa del momento, en su plena recuperación económica gracias a los tratos indeseables que mantiene con otras naciones desde el interior de un mundo oscuro, peligroso y oculto a ojos de todos.

Y el cineasta, acostumbrado a ello, lo expone sirviéndose de esos elementos que hacen irresistible al cine negro, sumergiéndonos en un imaginario que respeta su iconografía al detalle, desde ese blanco y negro duro pero elegante que envuelve a los diversos y clásicos escenarios (bares, astilleros, callejones oscuros) a la banda sonora, repleta de un sensual "jazz", y, cómo no, los personajes; refuerza esta idea la presencia de un genio del mal que mueve los hilos y casi nunca vemos (Ryu) y la viperina "femme fatale" Reiko (Nakahara, mala y zorra como ella sola), instigadora de la violencia y presa de su venganza.
Pese a estar construido con los trazos de los individuos más sibilinos y desagradables de este tipo de historias (al estilo de Wilder, importante influencia), uno desea seguir a Katori en su incesante búsqueda de Ryu y las evidencias que lo incriminan como traficante, aunque lo mejor es ser testigos de su progresiva pérdida de humanidad por alimentar su ambición; la trama entonces nos atrapará en sus sorpresas hacia una última media hora cuando Katori desaparezca del film y a Nishina no le quede más remedio que adoptar sus métodos para encontrarle y resolver el caso, lo que significa sumergirse en las entrañas de los peores negocios imaginables.

Llegado a este punto, con aquél fingiéndose delincuente listo para exiliarse, el tráfico se contempla desde todas sus variantes: de personas, de drogas, de armas, todo queda en secreto bajo el protector manto de la noche. Suzuki hace gala de su buen dominio de las atmósferas, asfixiantes, grasientas y sudorosas, durante ese tramo en el interior del barco que almacena a un puñado de almas humanas (nacionales y extranjeras) preparadas a salir del país con la esperanza de embarcar hacia una tierra mejor; las dosis de violencia se elevan a niveles tan indigestos como grotescamente absurdos.
En este sentido, el director cumple con exigencias pero deja entrever ciertos detalles que distinguirán a su cine posterior: las atmósferas estilizadas, el brutal cinismo de sus personajes y ciertas técnicas inconfundibles, como ese montaje que no respeta la disposición "lógica" de los planos (los rápidos cortes que se dan entre ellos, normalmente durante una escena de acción o tensión en aumento, rompen con la perspectiva y el lugar que ocupan los actores en el encuadre, confundiendo al espectador). En los dos cara a cara que aquí tenemos, Odaka y Shimizu poco pueden hacer con unos atractivos Nagato y Nakahara.

Su brutal conclusión, donde mejor se revela el carácter de estos periodistas obsesionados con el triunfo personal (incluso si eso significa sacrificar a seres queridos o a ellos mismos), deja en suspenso ciertos puntos presagiando una secuela que jamás llegó.
Su ritmo trepidante al estilo de Toshio Masuda, estética de puro "noir" y absorbente intriga con un puñado de subtramas y personajes que poco a poco convergen de manera muy inteligente convierten a "Smashing the "0-Line" " en uno de los títulos más excitantes de la carrera temprana de Suzuki y de la Nikkatsu, finiquitando así su tetralogía de aventuras "noir" protagonizadas por intrépidos periodistas.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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