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You're Telling Me! (1934)

Sinopsis
Las aventuras y desventuras de un inventor de lo más extravagante en su intento por dar una buena vida a su familia mientras tiene que sortear obstáculos en forma de vecindario cotorra y clasista. W. C. Fields en uno de sus habituales y apoteósicos papeles donde da rienda suelta a todas sus habilidades cómicas. Uno de los cómicos más influyentes del Hollywood clásisco, admirado por Woody Allen, David Lynch o Monty Python. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
You're Telling Me!
Duración
66 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
8
Adorable misántropo
Víctima de sus vicios, de su egocentrismo, de su nariz-tomate y de innumerables disparates que forjaron su leyenda, W.C. Fields reinó en el circo, el vodevil, el teatro, el cine y radio, y si este cómico logró triunfar en todo cuanto intentó no fue casualidad, lo cierto es que W.C. Fields se salió con la suya en casi todas las ocasiones. En You're Telling Me le tenemos dando forma a ese padre de familia, algo calzonazos pero inconformista, lleno de amor propio y cargado de optimismo a pesar de vivir en un entorno que le señala constantemente. Amigo de sus amigos y sobre todo de la botella. Pero detrás de tanto alcohol, de esa mala uva y de ser tan irritante y macarruzo hay mucho más. No hace falta rascar mucho para descubrir en Fields una humanidad desarmante, una integridad a prueba de bombas y una visión tan lúcida de su tiempo. Su personaje en esta película, Sam Bisbee, a su manera "salva la vida" a la guapísima Princesa Lescaboura, y gracias a lo cual puede vengarse de sus vecinos que antes lo miraban por encima del hombro. Un ejemplo de comedia vitalista, en apariencia desenfadada, pero también profunda y con una actitud y una crítica a la sociedad en general que sigue vigente. En Fields todo tiene importancia: las cosas que dice y cómo las dice, su voz y entonación, su lenguaje corporal, su cercanía con sus seres queridos y su virulencia contra sus enemigos. En W.C. Fields tenemos a cómico, actor, artista, a un hombre adelantado a su tiempo y a un fenomenal intérprete de la condición humana, y sus películas son ágiles vehículos que muestran más de lo que parece a primera vista. En un presente cinematográfico plagado de artificiales héroes que pasan con bastante pena y muy poca gloria entre toneladas de efectos especiales, es gratificante volver atrás y encontrarnos con un hombre y un artista de los de verdad, con sus defectos, pero también con mucha grandeza, arriesgándose para divertir y hacer felices a sus seguidores. En You're Telling Me tenemos sus típicos gags, que siguen siendo refrescantes y divertidísimos, y podemos disfrutar de sus ocurrencias más golfas, pero también tenemos su lado tierno, sus ataques a las clases acomodadas, su espíritu irredento, y si además podemos contemplar de nuevo su fantástico número de golf y sus toques de humor más físico, como esa carrera con la rueda o ese absurdo tira y afloja con el avestruz, pues muy poco más se puede pedir a estos 70 gloriosos minutos con un hombre que vivió en un permanente estado de inspiración y locura, un tipo al que se termina queriendo, porque en realidad es un ejemplo de confianza en uno mismo, de amor propio, de no rendirse jamás, y un revolucionario. Y es que así de grande es el mensaje de este gran hombre, que perdura a través de sus películas, que pueden complementarse con sus programas radiofónicos, su libro Fields For President o un buen número de biografías que hacen justicia a todo lo que aportó The Great Man.
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