Apartamento para Peggy (1948)

Comienza llamando la atención por lo elevado de su propuesta de contenido pero también por la sencillez expositiva para abordar los distintos elementos de un argumentario de por sí complejo.
Posee giros cómicos, situaciones graciosas, ingeniosos diálogos y G. Seaton compone una película muy bien estructurada y profunda pero, al mismo tiempo, simpática, tierna y emotiva.
Su desarrollo resulta ágil, original por muchos conceptos, y la importante carga de significado social se presenta con esa habilidad de quien conoce los resortes de la sugestión y la habilidad para simplificar cualquier tesis.

Simpática comedia rodada en Technicolor, con guion del propio director, en la que un profesor retirado –interpretado por Charles Gween- decide suicidarse al no encontrar racionalmente una justificación para vivir, hasta que conoce a la alocada esposa embarazada de un veterano de guerra, necesitada de un apartamento donde vivir. El profesor es un poco estirado, pero poco a poco se van conociendo y caerá rendido al entusiasmo y alegría de la pareja.

El hiperactivo y parlanchín personaje de Jeanne Crain deja por completo en un segundo plano a un opaco William Holden como orgulloso marido y la película, aunque se deja ver con agrado, no tiene gran miga que explotar, es algo previsible y, a ratos, ligeramente sentimental –aunque tiene también algunos buenos momentos-. George Seaton, un director muy irregular, daría mucho más de sí con películas como “The counterfeit traitor” (Espía por mandato, 1962), “36 horas” (1965) o “The country girl” (1954).

Para una lluviosa tarde de invierno sin pretensiones.