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Amante prohibido (1958)

Amante prohibido
105 min.
6,5
167
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Sinopsis
André, un abogado casado, se encarga de defender a Yvette, una bella joven acusada de hurto. Durante la preparación de la defensa, se sentirá cada vez más atraído por ella hasta el punto que no verá que Yvette no está siendo sincera con él. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Crimen
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
En cas de malheur
Duración
105 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Italia;
Grupos
Adaptaciones de Georges Simenon
Links
7
En Caso De Bardot.
Encaré la velada con suficientes alicientes como para esperar una inesperada, siempre lo es, cariñosa bofetada del arsenal cinematográfico francés, aún tengo fresco en mi memoria el gozo que me deparó Almas Perversas de Dudivier y parecía que de nuevo pintaban bastos. Como decía, de buenas a primeras el asunto marcaba paquete: basada en una obra de Georges Simenon, clásico que sin volverme loco siempre he disfrutado, protagonizada por el gran Jean Gabin y dirigida por el director de la notable La Travesía De París, Claude Autant-Lara, película que me deparó un gran rato no hace mucho. Pues bien, finalmente mis mofletes salieron intactos pero con buen color, uno de esos casos en que los franceses te dejan pasar un buen rato sin abofetearte, ni para bien ni para mal. Es evidente que jamás tendré una historia de amor con Brigitte Bardot. Me fue completamente indiferente en la sobrevalorada El Desprecio y aquí, pese a componer un papel esforzado y meritorio, dicen algunos que uno de sus mejores, se me ha vuelto a atragantar. Epatada por su propia belleza, en un papel francamente odioso y empachada de esa típica frivolidad francesa que agudiza los tonos encabritando el final de cada frase hasta el sarpullido. Hay que reconocer que Bardot lo borda, pero yo la hubiera matado si hubiera sido mía, caramuro estaría conmigo en ésto. Por lo demás, Jean Gabin está espléndido, siempre lo está. Y la película, ya digo, se ve con agrado, pese a un metraje excesivo, veinte minutos menos le sentarían de fábula, (de hecho yo he visto la versión francesa, corre otra por ahí con 17 minutos recortados, entre ellos, supongo, el desnudo integral de espaldas que realiza Bardot y que conmocionó, ejem, a la Francia de la época) y ciertas carencias en el ritmo, por no mencionar a la Bardot. Y además, en última instancia, el entrañable y siempre efectivo fatalismo francés acude al rescate y maquilla los daños que cierto trotar somnoliento venía causando a la película. Cómo les gusta desde siempre a los franceses acabar con una buena puñalada. Y la verdad, siempre les funciona.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
BRIGITTE BARDOT CON 23 ESPLENDOROSOS AÑOS.
44/01(01/03/15) Sugerente melodrama sórdido, film francés del realizador Claude Autent-Lara basado en una novela de George Simenon, un poco envejecido por el paso del tiempo, en lo que fue una bomba para su conservadora época al unir a dos estrellas con una fractura de edad tremenda, Jean Gabin y Brigitte Bardot, él de actuación comedida, contenida, y ella explosiva, temperamental, radiante, sumergiéndolos en una relación de amor que raya lo enfermizo, un estudio de caracteres de personajes al límite, una mirada transgresora a la sociedad burguesa y su doble moral imperante, también puede ser vista como una visión liberadora y políticamente incorrecta de la mujer, donde con su belleza puede manejar a los hombres, explícitamente mostrado en la frase de la protagonista <Yo soy una mujer. Debo hacer lo que me gusta>, y en realidad no saber lo que quiere.

El escenario es París en 1957, la joven y ingenua de 23 años Yvette Maudet (bella Brigitte Bardot) tras un intento de robo en una relojería hiere a una anciana en la cabeza, tras cogerla es defendida por el veterano abogado André Gobillot (Jean Gabin), ella le seduce para pagarle con su cuerpo, el letrado consigue absolverla, iniciándose entre los dos una relación romántica, el affaire no será sencillo, él está casado con Viviane (Edwige Feuillère), y ella tiene una violenta pareja, el joven Mazzetti (Franco Interlenghi), con él que mantiene un entente autodestructivo.

Adaptan el libro Jean Aurenche (“Los juegos prohibidos”, “El juez y el asesino” o “”1280 almas”), Pierre Bost (“Juegos prohibidos”, “Arde Paris!” o “Un domingo en el campo”), con la colaboración no acreditada del propio director, convierten el libreto en un fulgurante vehículo para la estrella en ciernes Brigitte Bardot, con un rol que puede exhibir en múltiples escenas sus encantos, sensualidad, hermoso cuerpo, lascivia, frivolidad, de modales cándidos, ello el relato lo opone al personaje del abogado, un aburguesado de clase alta, lacónico, y con ganas de salir de su rancia rutina, hallando en ella la fuerza vital para volver a sentirse joven. La historia saca el jugo al choque entre clases sociales radicalmente diferentes, extrayendo un mensaje moralmente ambiguo, sabe jugar con los matices, construye personajes tridimensionales, los sume en un mar de contradicciones, los hace complejos, los hace humanos, y consigue empaticemos con ellos y conectemos con sus dudas, convirtiendo la narración en un turbador romance fatalista con tintes polar. La crítica a la clase alta queda muy bien expuesta en el modo flemático con que se toma la esposa de André el adulterio, ella piensa la infidelidad es algo que hay que soportar estoicamente, algo inherente a su clase, será algo pasajero, quedando la impresión de matrimonios impostados y artificiosos como su pomposo comportamiento. Asimismo esto queda excelsamente retratado en el idealizado tramo donde el abogado se va a vivir con su amante a una casa con una sirvienta, todo muy bucólico, cuando en realidad es una parodia de la vacua vida de la alta sociedad, riéndose de sus modos y huecas costumbres.

El realizador sabe hacer fluir la historia con picos de intensidad, dosificando el argumento con divertidas y pícaras dosis de humor ladino, pero acentuando un relato sombrío de la Naturaleza humana, aquí nadie es bueno, todos los personajes son grises, unos peores que otros, esto es enmarcado en la notable fotografía de Jacques Natteau (“La bestia humana”, “Un domingo maravilloso” o “Nunca en domingo”), dotando en cada momento las escenas en oscuridad o luminosidad correspondiendo al tono del momento, sabiendo jugar con la semioscuridad, con la penumbra y con la luz, con calles en penumbra, cuasi-siniestras, la casa de los amantes con esplendente luminiscencia, maximizando los excelentes escenarios fruto del diseño de producción de Max Douy (“La regla del juego”, “La travesía de París” o “French Can-can”), sabiendo combinar los bajos fondos parisinos, con sus bares, sus cochambrosos apartamentos, con la gran casa del abogado, todo espacio, un gran despacho, lujoso mobiliario, haciendo un personaje más al contraste, todo muy en un patinado polar francés.

En su tiempo fue un film muy polémico, en USA la Legión Católica de la Decencia la atacó duramente, coartando su distribución, y es que en la película hay escenas de desnudo integral (de la preciosa espalda de Brigitte) e incluso una sugerida y cuasi-explícita escena de trío, entre Yvette, André y la sirvienta, en una hipersensual escena de un erotismo soterrado impresionante, asimismo destacable es el momento en Yvette le ofrece pagar a André en sexo y ella se levanta inocentemente la falda dejando entrever sus sexys piernas cubiertas por las medias con liguero (ay que pongo!), quedándose fijamente mirando un turbado abogado, esto además es el cartel del film.

Jean Gabin está brillante en el hombre de vuelta de todo que encuentra en la bella Yvette alguien con quien disfrutar de su ordinaria existencia de clase aburguesada, demuestra su clase, carisma, carácter, mesura, sabe exponer sin sobreactuación el gran cariño que siente por ella, con sutiles miradas, formidable (comentario en spoiler de un gran momento que tiene en el final). Brigitte Bardot hace de Brigitte Bardot, al menos de la imagen que todos tenemos de ella, , la que el cine nos ha transmitido, John Wayne siempre hizo de John Wayne y la Bardot siempre hizo de ella, objeto del deseo de hombres (y de mujeres), lo borda, derrocha sex-apple, erotismo, ingenuidad, es la manzana del pecado y todos querríamos catar de ella, auténtico volcán que con sus ademanes juguetones vuelve locos a los que se le acercan, una Bomba Atómica Sexual. Franco Interlenghi de modo plano al villano, un tanto caricaturizado, sin aristas.

Queda un atractivo drama romántico que destroza a la burguesía de su tiempo (o a la de siempre). Fuerza y honor!!!
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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