Un optimista de vacaciones (1962)

Vas a tener unas vacaciones muy felices al lado de la playa sin que te molesten los hijos. La has cagado ya que en casa manda la mujer y ella ha dicho que todos vayan a la playa pero en familia. Felices van los diez miembros de la familia. El padre de familia debería revisar las cañerías, darle un par de collejas a tus hijos, y sobre todo pegarle un tiro a su yerno. Así serían las vacaciones perfectas del pobre y desgraciado optimista.

¿Quién no ha tenido situaciones incómodas en sus vacaciones?

Esta comedia de buen gusto, de las que ya no se hacen, es un repaso didáctico y divertido a muchas de ellas. Naturalmente, es muy diferente ver todo ello sufrido por el pobre James Stewart (como siempre genial), a experimentarlo en tus carnes. En el segundo caso no te ríes tanto.

Tener que hacer de mozo de carga, enfrentarte a averías inesperadas, sentirte en la obligación de animar a un adolescente aburrido, situaciones embarazosas, fiestas en las que no te diviertes, sentirte como un bobo cuando deberías haber quedado como un experto, niños pesados, visitas inoportunas, la necesidad de quedar bien y quedar como el culo, peleas absurdas producidas por los nervios, rivalidades infantiles entre adultos…

Me ha parecido un gran guion de comedia clásica. ¡Que descanso y que relajación cuando se regresa a la oficina!