Germinal (1963)

Mientras camina en silencio por una amplia carretera, Étienne Lantier pareciera soñar de nuevo con ‘un mundo en el que reine la más estricta justicia y con hombres que se traten entre ellos como hermanos’. Para él, no es aquello de cruzarse de brazos a esperar que, por acción divina o por la lucha de otros, la vida de los obreros cambie, pues, siente que ‘de esa manera contribuiría a que los hombres sigan devorándose como lobos por los siglos de los siglos’.

Lantier, acaba de ser despedido del ferrocarril donde luchaba por los intereses de los trabajadores, pero, ahora está dispuesto a abrir otra puerta donde pueda sembrar conciencia y motivar la lucha contra las injusticias sociales… En la mina Jean Bart, los obreros laboran con alto riesgo por las lamentables condiciones de seguridad que se les ofrecen a varios cientos de metros dentro de la tierra y, además, reciben un salario mísero que depende de lo producido en el día y que el patrón decide reducirlo, porcentualmente, cuando se le antoja. Este es, pues, un sitio ideal para el ejercicio sindical, para crear un frente obrero y para defender las reivindicaciones sociales.

Hijo de Gervaise -la lavandera de la calle La Goutte d’Or en “La taberna”, la séptima novela de la serie Los Rougon-Macquart-, y hermanastro de Naná -la protagonista de la novena novela de la misma serie-, Étienne ha heredado la buena voluntad y los criterios de justicia de su madre y va a luchar con la mayor entereza porque bien que sabe que, el propósito de cada hombre es dejar este mundo un poco mejor de lo que lo ha encontrado.

“Germinal” (1885), es la treceava novela de aquella notable serie que convertiría al escritor francés, Émile Zola, en la mejor expresión del naturalismo literario... y muchos lo tildarían de socialista a partir de esta obra que muestra, de manera descarnada, el abuso y la explotación obrera que se suceden a diario. La novela fue llevada al cine por primera vez, en 1913, bajo la dirección de Albert Capellani, y medio siglo después es, Yves Allégret, quien la convierte en una obra fílmica de connotada valía. Cine sociológico de primera línea y perfecta recreación de una problemática que, en pleno siglo XXI, sigue teniendo deplorable vigencia.

Lantier (efectivamente interpretado por Jean Sorel), es el hombre que lucha por las reivindicaciones sociales; Catherine Maheu (la linda, Berthe Grandval), es la suerte de chica “sumisa”, llamada a obedecer los convencionalismos antes que los dictados de su corazón. Marcel Chaval (el siempre efectivo Claude Brasseur), es el obrero motivado solamente por sus egoístas intereses; y entre otros, Hennebeau (el prolífico, Bernard Blier), es el director convencido de tener el poder y la fuerza de su lado.

El título, <<GERMINAL>> (del latín germinalis=semilla), alude al inicio o primera etapa de algo (en este caso, el sindicato minero) y también hace referencia al 7° mes del calendario republicano francés, primero de la primavera (20 ó 21 de marzo a 19 ó 20 de abril, según el año).

Un sólido guion de Charles Spaak, que se ciñe a lo esencial de la novela con las necesarias reducciones y modificaciones; una efectivísima puesta en escena que da clara cuenta de las condiciones en que laboran y viven los mineros; emotiva partitura de, Michel Magne, con un tema de entrada precioso; y un puñado de personajes muy bien caracterizados por la totalidad del reparto, hacen de, <<GERMINAL>>, una obra que dignifica al cine francés y enaltece al séptimo arte.