La dama dijo que no (1950)

Magnífica comedia dirigida por George Sidney e interpretada maravillosamente por la dupla Clark Gable-Loretta Young. Serán alcalde y alcaldesa de dos pequeñas ciudades, y coincidirán en San Francisco en una peculiar e irreverente convención de alcaldes.
Sidney se apoya en el brillante guion de Albert Beich y combina con acierto la screwball, la comedia elegante y las disparatadas persecuciones del cine mudo (la llave de la ciudad que llega sin apenas flores a Clarissa podría ser llevada perfectamente por Oliver Hardy). Los secundarios tienen mucho que decir. Liderados por el siempre eficaz Frank Morgan, dotan a la película de unas cuantas minitramas tan insólitas como encantadoras y chispeantes. Miss Inconsciencia y La bailarina atómica, de un lado y, el jefe de policía y el juez Silas, del otro, dejan bien claro que no solo de Gable y Young se alimenta la película.

Comedia no muy exitosa en su tiempo y bastante olvidada, pese a sus notables protagonistas y a un considerable plantel de secundarios, desde Frank Morgan (El mago de Oz, Tortilla Flat) a Raymond Burr (futuro Perry Mason, aquí un malvado empresario).

El guión recuerda las clásicas comedias de equívocos de los años treinta, e incluso recupera gags del cine mudo, como la carrera del coche de bomberos con banda musical incluida. Gable está a la altura de Sucedió una noche, aunque Sidney no es Capra, ni el guión tan redondo. Loretta Young encantadora, en su papel de alcaldesa con silueta de escándalo y vocación de solterona.