Lola (2019)

Una road movie de reconciliación entre padre e hija, que aborda, con bastante delicadeza, la cuestión transgénero y la identidad sexual.

Segunda película del director belga Laurent Micheli con ciertas similitudes al film «Girl», aquí nos cuenta la mala relación de una chica transgénero con su padre al que no ve desde hace dos años. Philippe el padre, no fue capaz de soportar la idea de que su hijo Lionel quisiera ser una hija y la echo de casa, Lola vive desde entonces en un hogar de acogida donde solo piensa en cambiarse de sexo, pero la fatalidad cambia las cosas al morir la madre, después del entierro vuelven a surgir los conflictos con su padre.

La falta de comprensión y empatía del padre (un gran papel para Benoît Magimel ) choca continuamente con la rebeldía y a la vez con las claras intenciones de su hija Lola, destacable la interpretación de la joven Mya Bollaers que se come enérgicamente la pantalla.

Una buena dosis de tolerancia y humanidad en esta sencilla historia que consigue atraparte hasta el final.
Destino Arrakis.com

Sensibilidad, emoción. Si, claroscuros, momentos de timidez y dos actuaciones memorables. A veces para hacer una buena película bastan dos clavos a los que agarrarse. Una historia y un par de actores que crean a muerte en ella, incluso que se sientan representados por ella. A Mya Bollaers le pertenece el dolor de la identificación. A Benoit Magimel, el dolor de la incomprensión y la pérdida (triple, de su mujer, de su hijo, de su hija). ¿Dónde desaparece la delgada línea roja entre Lola y su padre en la ficción? Nunca una canción dice tanto de dos personas. Pero Antony Hegarty, como nadie mejor podría hacerlo, entiende y canta a ese dolor. Pequeña gran película. Enorme Mya.