Country Life (1994)

Una gran recreación constumbrista inglesa, impecable en ese sentido, sin embargo en sus típicas veladas se nota la ausencia de un diálogo más brillante o más sutil.

Y es que el guión marca pautas que finalmente no logra terminarlas. Es el mayor defecto de esta película, ya que habiéndo conseguido una gran representación de los personajes y su entorno, la trama y los diálogos quedaron muy por detrás.

Spoiler

¿Qué hace el tío Vania viendo canguros copulando? Lo que tiene llevar a Chejov a Australia. La escena del apareamiento nos la pone el director, y no es broma, sale.
Un filme de factura correcta, de la frialdad de la BBC pero sin el aplomo de los actores metódicos ingleses de teatro televisivo. Y es que muy a punto está de meter de lleno la pierna en el mundo del telefilm de época. Eso sí cuenta con el gancho de buenos actores como Sam Neill o Greta Sacchi, siempre encasillada en la escena semierótica.
La idea de hacer algo netamente australiano con solo actores de allí (australianos) ,es una idea muy frecuentada por directores en la actualidad (véase la saga Harry Potter) y tal vez le da el toque de diferencia. Eso de llevar de la nieve rusa al desierto las cerezas de Chejov, le da un plus al menos interesante. Y es que obviamente el argumento y lo que narra no está mal, entran ganas de leer más cuentos del genio ruso. Tío Jack (John Hargraves) es el personaje más noble pese a su cargante papel y sobreactuación .
Un color carameloso en la fotografía nos lleva a la vida rutinaria de una casa en la que ya no florece su jardín, una gran familia de colonos ingleses que ha perdido contacto con la gran madre metropoli Londres y que añora el esplendor pasado.
Una serie de personajes se reunen tipo Agatha Christie pero sin asesinato y en mitad del desierto, el médico, los hermanos propietarios, los sirvientes casi familia, etc y reciben la visita de Londres de un tío déspota e indeseable y su mujer madura y aún hermosa. Los "tejemanejes" que surgen los pueden leer que será más instructivo.
Hay un par de momentos en los que la acción te despierta un poco y toma pulsión lo que se cuenta, pero al igual que el tío Vania de Anthony Hopkings no llega a conseguir más que un "no está mal" sin convencimiento.