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Las llaves del reino (1944)

Las llaves del reino
137 min.
7,0
790
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Tráiler (INGLÉS)
Sinopsis
Sombrío retrato de la pobreza y el despotismo de la China de los años treinta. El protagonista es el Padre Francis Chisholm (Gregory Peck), un bondadoso misionero de origen escocés. Peck fue nominado al Oscar al mejor actor protagonista. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Religión
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Keys of the Kingdom
Duración
137 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de A.J. Cronin
Links
Premios
1945: 4 nominaciones al Oscar: Actor (Peck), dirección artíst., fotografía, BSO (Drama)
9
CINE DE GÉNERO RELIGIOSO: EVANGELIZACIÓN NO ES IGUAL A CLERICALIZACIÓN
Estamos ante un filme de gran solvencia dentro del género religioso, y sobre todo del catolicismo el cual recibe muy buena propaganda y exposición a través de la historia de un sacerdote católico escocés de mente muy abierta, destinado como misionero evangelizador, durante décadas, en la China de principios del s. XX. Esta buenísima imagen de la religión católica gracias a uno de sus representantes de estilo flexible, amable y considerado, que cala en los corazones y nos hace emocionarnos y llorar en varias ocasiones a lo largo de la película, se debe al escritor Archival Joseph Cronin, natural de Escocia (1896-1981), católico ferviente y médico de profesión, que triunfó no como médico pero sí como escritor, entre otras con novelas como "Las llaves del reino" que fue llevada al cine por J.M.Sahl y que en estos momentos nos ocupa.

El sacerdote que A.J.Cronin nos presenta en su obra y John M. Stahl expone fielmente en el filme, derrocha ecumenismo, semblante humanista y talento misericordioso por todos los costados: tiene empatía y amistad con los ateos, es la imagen viva de la humildad y de la sabia inculturización en tierras y culturas tan lejanas y especiales como la china —algo que supieron hacer ya muy bien desde siglos XVI los primeros misioneros católicos, los jesuitas, en esa gran nación oriental, aun con la obstaculización de los inflexibles y soberbios "doctos eclesiásticos del Estado Vaticano", recuérdese por ej. el caso del jesuita Mateo Ricci, (1552-1610)—.

No es de extrañar pues que con un cura tan abierto y bueno de mente y corazón la imagen del catolicismo gane muchísimos enteros ante cualquiera que vea esta película y que de hecho se constituyó, siendo la primera que interpretó como actor, en la lanzadera a la fama del aquí novato pero genial Gregory Peck.

"La felicidad de uno depende de lo que haces, de lo que das y de lo que recibes", dice el amigo médico y ateo al sacerdote católico protagonista cuando lo visita y se queda con él en su misión china. Y hay que resaltar que cuando este amigo médico cae herido de muerte, el presbítero no intenta en modo alguno salvarle el alma en los últimos momentos de la agonía, sabe y nos maravilla fraternamente explicando que la salvación no depende de él ni de sus sacramentos ni de su clericalismo, sino de Dios (sin duda un modo de actuar demasiado liberal, no bien visto ni aceptable por el dogmatismo clerical de Roma), y el ateo le agradece y confiesa que por esto lo ama más que nunca, por no haber intentado en este último y crucial trance llevarlo a su huerto clerical ideológico. ¡¡¡Toda una atrevida y maravillosa visión de ecumenismo, de empatía y de comprensión religo-psicológica!!! Un catolicismo así, no cabe duda, se da a querer, nos cautiva y se nos hace cordial y querido.

Fej Delvahe
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47 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
Diario de un cura en la China rural
Hay películas que tal vez no sean obras maestras, pero...

- Si la historia es buena.
- Si está dirigida con elegancia y de manera sencilla.
- Si el personaje es maravilloso.
- Si la fotografía, la banda sonora y todos los demás aspectos técnicos son los adecuados.
- Si las actuaciones son todas ejemplares.
- Si te deja un buen regusto después de verla.

Pues normalmente se dice que es obra de un artesano. Creo que más bien John M. Stahl lo que hace en esta obra es arte sano. Comprendo que ya no se estila esto sin caer en la ñoñería.
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35 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
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