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Cuando leas esta carta (1953)

Cuando leas esta carta
104 min.
6,3
98
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Trailer (FRANCÉS con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
Teresa (Juliette Greco) estaba a punto de ingresar en un convento, pero debido a la muerte de sus padres decide dedicarse a cuidar de su hermana Denise (Irene Galter), que ha sido violada por Max (Philippe Lemaire). Teresa intenta que Max repare el agravio, pero lo que ocurre es que Max acaba enamorándose de ella. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Quand tu liras cette lettre - Labbra proibite (When You Read This Letter)
Duración
104 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
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6
¡Amor tonto, digo loco, digo tonto!
Película de encargo sin ser óbice por ello, para observar paralelismos con su anterior trabajo (Les enfants terribles, 1950) en el uso del espacio cerrado, y germen de sus posteriores trabajos policíacos. Extraño melodrama de amour fou, con carga sugestiva malsana, donde la cámara raspa en los primeros planos, la emoción contenida de la escena. Mucho tiene que ver en ello, la “pomulosa” faz de la actriz y cantante Juliette Greco (Teresa), cuya mesura mostrada en cada escena contradice su mirada en pantalla. Ya lo dijo Bresson:

Dos personas que se miran a los ojos no ven sus ojos sino sus miradas. (¿Razón por la cual uno se equivoca sobre el color de los ojos?)

La solemnidad de Teresa, contrasta con la efusividad de su hermana Denise (Irène Galter). Melville aprovecha para captarlas desde prismas completamente distintos, usando una fotografía oscura y con muchos contrapicados para la primera, y escenas más luminosas en presencia de Galter. Incluso en la escena clave en la que Galter sale del hotel, después de un uso perfectamente medido de elipsis temporal donde acontece un trágico suceso, Melville usa un pequeño y sosegado plano fijo de ella bajando las escaleras del vestíbulo (cortado con un encadenado en el mismo momento en que Denise tropieza con un cliente) y tras salir a la calle luminosa, Melville sigue en trávelin a Denise acompañados de un tronador canto de gaviotas. Esta jovialidad de vida y luz, solo roto por el uso musical, en un momento tan perturbador es diametralmente opuesto a la escena más importante que se da entre Teresa y Max (Philippe Lemaire) en la playa donde la oscuridad lo inunda todo a pesar de liberar ese amour fou hasta entonces contenido.

Melville supo aprovechar el magnetismo que desprendía la pareja, que contrajeron matrimonio ese mismo año para urdir una trama llena de sospechas y deseos subyugados.
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Cartas y vidas
El primer tramo de la filmografía como director de Jean-Pierre Melville transcurre por los senderos del drama, que es un drama extraño, retorcido, de silencios, pasiones y situaciones peculiares, a veces teñidas por un cierto fatalismo, incluso por la sombra de la muerte: "El silencio del mar" (Le silence de la mer, 1949), "Los niños terribles" (Les enfants terribles, 1950) y "Cuando leas esta carta" (Quand tu liras cette lettre..., 1953), marcan esta etapa, una etapa de hallazgos, de crecimiento y afianzamiento personal, y de búsqueda de un cine propio, que desde entonces hasta el final estará marcado por un insobornable pesimismo y por una honda percepción de la vida.

En el caso que nos ocupa, "Cuando leas esta carta" -título en español derivado de la traducción del título en francés; no me consta que se llegase a estrenar en España- es un intenso drama con una importante carga sexual entre los personajes, y con unos ribetes de "thriller" y de "film noir" que anuncian la posterior deriva del cine de Melville hacia este campo, a partir de "Bob el jugador" (Bob le flambeur, 1956), su siguiente largometraje. Los planes que trazan, peor o mejor, los personajes de esta historia, se tuercen o se malogran, y el retiro del convento parece un refugio seguro frente a lo azaroso de la vida en Cannes, la ciudad donde transcurre la acción. La venganza tramada por la protagonista, muy bien encarnada por Juliette Gréco, se vuelve contra ella, y en cierto modo hay un choque de caracteres, el del personaje religioso y recto y el del personaje zarandeado por la vida que decide tentar al anterior, que Melville ensayará de nuevo, con mejores resultados -realmente óptimos- en un trabajo posterior que para mí es una de las cumbres de su carrera, "Léon Morin, sacerdote" (Léon Morin, prêtre, 1961).
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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