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Gimî hebun (2005)

7
La verdadera percepción del crimen
Un inteligente asesino, una obstinada detective, dos jóvenes implicados, una guapa y misteriosa chica, un chivo expiatorio y, cómo no, una clave indescifrable para resolver una serie de asesinatos.
Elementos básicos de este interesante y macabro puzzle, y, conectándolos a todos, la sinestesia, cuya fuerza alterará la percepción de los personajes y hasta de los propios crímenes.

No es dato desconocido que el "thriller" de suspense llegado desde tierras niponas cuenta con gran cantidad de dignos títulos que poco tendrían que envidiar a las producciones americanas. A mediados de los '90, la celebérrima "Seven" precedió a obras en las que, inevitablemente, se apreciaban las influencias (siendo "Cure", realizada por el genio Kiyoshi Kurosawa, buen ejemplo de ello), y la irrupción de Nolan y Mary Harron con "Memento" y "American Psycho" también se dejó sentir en "Chaos", "El Club del Suicidio" y las más modernas "Roommate", "Creepy" o "La Lección del Mal". El mosaico es amplio y variado.
En ese momento tan adecuado en que el "thriller" era caldo de cultivo de retorcidos asesinos en serie y crímenes que encerraban multitud de secretos surgió "Synesthesia" (o "Gimme Heaven", tomando más relación con el final), de la colaboración entre los guionistas Yuji Sakamoto, especializado en series y videojuegos, y Scott Gensch, cuyo trabajo abarca desde anuncios a videoclips pasando por programas de radio y series de animación; el encargado de ponerse tras la cámara sería el desconocido Toru Matsuura, quien, curiosamente, nunca hizo nada relevante ni antes ni después del film.

La trama gira en torno a una cadena de homicidios inexplicables para la policía relacionados con Mari, una chica sin padres biológicos a quien persigue una maldición: toda familia adoptiva con la que acaba es asesinada poco después...y se desconoce la causa. Mari, huyendo de su hogar, es encontrada por Shinsuke y Takashi, dedicados al lucrativo negocio de los shows por internet; de repente, el supuesto responsable de las muertes, que siempre deja una característica firma en la escena del crimen, se pone en contacto con ellos dos.
La detective Shibata hará lo posible por desentrañar el misterio con la ayuda indirecta de Shin, quien no sólo conoce al asesino, sino que un posee un "don" especial que conecta a ambos y que será la clave para resolver el caso. Sin preámbulos innecesarios, Matsuura empieza metiéndonos de cabeza en el crimen, sirviéndose de incisivos diálogos y ya planteando preguntas que se supone irán resolviéndose a medida que avance la historia; un comienzo prometedor, más aún cuando se presenta la particularidad del protagonista, la sinestesia (ese fallo de los sentidos en los que un estímulo es percibido por una parte del cuerpo distinta a la normal)...

Lo que obviamente desempeñará un importante papel en el caso. La trama, de ritmo pausado y misterioso, introduce aspectos interesantes: Shin sabe sobre el asesino, alguien que conoce a todo el mundo y con facilidades para controlar a los demás, verosímil teniendo en cuenta que opera en una sociedad moderna en la cual no existe la libertad personal, la intimidad, en la que todos sus habitantes están vigilados y registrados (es el trabajo de Shin y Takashi). El asesino, conocido como "Picasso", manipula a sus víctimas a través de algo tan cotidiano como un juego de ordenador que provoca experiencias sinestésicas.
Este proceder (crear criminales o provocar asesinatos a base de manipular la mente humana) puede traernos recuerdos de "El Club del Suicidio" o, rizando el rizo, de "The Ring" (la novela de Suzuki, no la película), pues Sadako usaba sus poderes psíquicos para transmitir el virus a través de la televisión y el vídeo. Matsuura interpenetra con oficio en la psique de los personajes y la atmósfera va adquiriendo un cariz cada vez más desasosegante cercano al terror psicológico, en la línea del mejor Kiyoshi Kurosawa...por desgracia, la película toma otros derroteros.

Para empezar, la relación entre Shin y la detective, que viene y va todo el tiempo, está sumamente desaprovechada, y la sinestesia aparece más como una carga para el protagonista, un obstáculo al relacionarse con las personas y percibir el mundo tal como es, que como un método para dar con la solución de los homicidios, algo a lo que se llega de manera precipitada, inadecuada y mucho más convencional y previsible de lo que uno espera. Matsuura nos da preguntas sin cesar, pero pocas respuestas, y aquellas que deben permanecer más tiempo en incógnita (la identidad y la firma del asesino, el personaje de Mari) se resuelven de un plumazo en el final (del que hablaré en la Zona Spoiler).
Nos encontramos a unos decentes Yosuke Eguchi y Masanobu Ando junto a la guapa Aoi Miyazaki en un personaje que le va demasiado grande, a una Yuriko Ishida que está pero no está, un desperdiciado Ryuhei Matsuda y ese histriónico y excéntrico Minoru Torihada que parece sacado de un film de yakuzas de Miike. Insuficiente e incoherente, "Synesthesia" no es tan provocativa como "El Club del Suicidio", ni tan perturbadora como "Cure", ni posee la atrapante intriga de "Chaos"; se queda a la mitad, quiere ser, pero no puede.

Pese a todo, un "thriller" oscuro y por momentos absorbente que posee sus cualidades para ser disfrutado una y otra vez...algo necesario para resolver el enigma final, lo que a todas luces resulta casi imposible.
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