¡Tintorera! (1977)

Después del éxito de Tiburón se sucedieron innumerables imitaciones de serie b. Tintorera fue una de ellas. El nombre de la película hace referencia a un escualo peligroso y agresivo pero que no resulta tan vistoso como el tiburón blanco. Sin embargo, en el filme llaman tintorera a lo que en realidad es un tiburón tigre, que es la clase de escualo más peligrosa que hay, más incluso que el gran blanco, aunque tampoco es tan fotogénico como aquel.

La película narra la historia de dos colegas mejicanos uno de ellos un vividor y el otro un adinerado turista que pasa las vacaciones en su barco en la costa del pacífico de Méjico. Juntos conocerán a una guapa turista inglesa que iniciará una curiosa relación a tres bandas mientras un tiburón tigre les creará complicaciones.

En plena moda del destape el argumento de la cinta parece más bien el de una película erótica. Los protagonistas se follan a todas las tías que ven con envidiable facilidad, todo ello en un ambiente de gente fiestera y liberada que se despelota a la mínima ocasión. En este sentido la película incluye abundantes desnudos que alegran la vista, pero lo que es el argumento deja bastante que desear.

Como es una cinta de bajo presupuesto no hay tiburón mecánico que valga así que todas las escenas del ataque del escualo son imágenes de tiburones reales filmados en actitud agresiva. La verdad es que las secuencias de los ataques son muy penosas y nada tienen que ver con las de la obra de Spielberg, sin embargo, hay un par de tomas muy logradas. Otro aspecto que me llamó la atención fue que el responsable de la banda sonora es Basil Poledouris. Un compositor genial que en aquella época estaba empezando y todavía no estaba muy inspirado.

René Cardona Jr., respetado director mexicano, especializado en películas de aventuras, acción y catástrofes, y si se combinan los tres géneros aún mejor, aprovechó el filón que podía ofrecer el exitazo de “Tiburón” (Jaws, 1975) de Steven Spielberg siendo de los primeros, entre un montón de realizadores de segunda y de tercera categoría, para rodar su particular y somnolienta versión del escualo que en ese caso nada en aguas del Caribe mejicano y no muy lejos de un complejo vacacional donde se alojan decenas de turistas norteamericanas e inglesas en busca de Sol, playa y algo de compañía.

Allí es donde entran los dos protagonistas masculinos de éste endeble cinta que tiene de todo menos suspense y terror. Por ello, el director de productos tan cuestionables como “Guyana: el crimen del siglo” (1979) contó con los dos principales actores mejicanos de moda: Hugo Stiglitz y Andrés García que encarnan a dos playboys en busca de descanso y aventuras con señoras, para saciar así sus apetitos de buena vida. La Tintorera del título, que en realidad es otra especia de tiburón, no se les debería poner fácil. Lo malo es que les soluciona demasiado la vida porque tarda en aparecer, y demasiado rápido, porque de intriga y suspense nada de nada por lo que el desaguisado producto habría quedado más redondo si hubiesen cambiado sus protagonistas por Pajares y Esteso (lástima que no sean reconocidos en México).

Lo único salvable del film (que hubiera mejorado bastante si se le hubiese dado más tiempo para acrecentar su ritmo en el suspense, insisto, y no flaquear en una lánguida concesión a la comedia de ligoteo) es la presencia de la belleza de Susan George. E insisto en la imagen de la actriz británica de “Perros de Paja” (Straw Dogs, 1971) porque su interpretación es casi nula.