A rienda suelta (1989)

Jay Trotter (Richard Dreyfuss), taxista y empedernido apostante en el hipódromo, escucha en una cinta de casete grabada por su socio en el taxi y amigo Looney (David Johansen) durante su turno (tiene una mampara que le aísla de las conversaciones de los clientes y una grabadora escondida para luego compartir con Trotter las conversaciones subidas de tono entre pasajeros) una conversación entre dos tipos en la que uno le dice al otro que Charity, un caballo que corre en el hipódromo va a ganar a no ser que le caiga un rayo en el cajón de salida.
A partir de aquí y con Trotter en el hipódromo decidido a apostar lo poco que tiene a ese caballo, tenemos una entretenidísima y muy divertida comedia protagonizada por un Richard Dreyfuss en estado de gracia y con un nutrido y variopinto casting arropándole a modo de comedia coral que gira alrededor del, entre los que destacaría, aparte de a David Johansen (ex cantante de los New York Dolls), a Teri Garr como su sufrida esposa Pam, a un excelente Robbie Coltrane como el tipo de la ventanilla de apuestas, a una guapísima Meg Tilly como una sensual y cándida acompañante de un apostador rico, a una jovencísima y divertida Cynthia Nixon como la novia de uno de los amigos de Trotter que visita por primera vez el hipódromo y en un papelito de camarera a Mary Woronov (escarbando en su filmografía di con esta joyita de la que desconocía su existencia), estando todos y cada uno del resto del casting realmente brillantes y dando como resultado una modesta, pero divertidísima, entrañable y emotiva película que te mantiene en vilo hasta el último fotograma.
Absolutamente recomendable.

Desde hace mucho tiempo que tengo a esta película entre mis favoritas. Y la he visto una sola vez!
Debe ser que en ella encontré por fin un humor fino y puro, sin caer en sátiras ni alusiones a otras películas, como las que nos saturas hoy.
Richard Dreyfuss está comiquísimo, imbuido en su papel. Además, creo que su talle es preciso para el personaje, lo cumple a cabalidad.
Johansen, el complemento perfecto. Su expresión es la típica del homo-hipodromus, al que se le transparenta en las facciones su amor pasión por las carreras.
Pero de todos, Robbie Coltrane creo que es el que causa una verdadera alegría. Su transformación a lo largo de la película lo convierte en un personaje de aquellos que de recordarlos sacan una sonrisa. Todavía tengo en la retina la última escena en la que aparece y no puedo parar de reír.
En suma, de punta a cabo, esta es para mi, una de las mejores comedias que he visto, y junto a "Kingpin", protagonizada por Woody Harrelson, encabezan mi lista de recomendables del humor.