Maleficio (1954)

Rodada en blanco y negro. Son tres historias interrelacionadas por una granada alhaja a la que se le atribuyen propiedades excepcionales, en el mal sentido del término. Los relatos son absolutamente autónomos y no cabe desarrollar su breve argumento en esta página. Sí me interesa recalcar que el segundo de ellos, plus ultra de que pueda ser interesante, debo decir sin embargo, sin entrar en detalles que implica la relación de un abogado defensor y un presidiario que es su réplica exacta, algo así como un doble o gemelo -naturalmente encarnado por el mismo actor, Narciso Ibáñez Menta-, lo que configura de entrada una premisa ridícula, que supera cualquier verosimilitud, máxime que no estamos en presencia de cine infantil, o grotesco, o algo semejante que autorizara tamaña cuestión. Es cierto que se trata de cine, es cierto que la realidad supera la ficción también, pero creo que aquí el escenario es demasiado increíble, y solamente se supera por la correcta composición actoral del susodicho Ibáñez Menta, el ritmo y el encuadre de cámara, y el atractivo del argumento. La tercera historia es la que me pareció más admisible, y tiene un final tan brillante como la alhaja que inspira el epígrafe. Cerca de 8.