Clint el solitario (1967)

Como ya señaló Tirso, este filme es un western europeo, pero no es un spaguetti-western. En un remake del clásico de George Stevens "Raíces Profundas"(1952) con leves variaciones de gran interés por cuanto cambia la historia narrada. Y no tenemos ni personajes extremos, ni una distopía, ni gente sudorosa, ni una incierta frontera mexicana, todo lo característico de los spaguettis. Desgraciadamente, tampoco tiene una buena BSO, su único punto débil. Fue rodada en el parque natural de Aigüestortes, en el Pirineo leridano, unos espectaculares paisajes nevados y montañosos que el director sabe aprovechar. El pueblo es el construido en Esplugues del Llobregat y hubo alguna secuencia rodada en los cañones margosos de Almería.

El filme, de corte clásico, goza de una buena dirección, con algunas escenas de acción realmente violentas, como la pelea en el saloon, donde es difícil pensar-por la intensidad de los golpes- que realmente no se diesen de verdad. Como remake de Raíces Profundas, tendremos a una mujer con un niño que parece un clon del de la película hollywoodiense, unos paisanos valientes pero bastante torpes y unos ganaderos villanos bastante bien definidos. Chirría algo, como un inserto forzado, la larga secuencia del ataque a la ciudad, por otro lado, bien rodada, donde nuestro protagonista da más saltos que un acróbata del Circo del Sol. Un protagonista, George Martín, actor español y gimnasta reconocido, que defiende bastante bien su papel.

La película no es del montón. Tiene ese toque que la hace destacar del resto de producciones del género-muchísimas- rodadas en aquellos años en España.

Decidido a rehacer su vida, un famoso pistolero, Clint Harrison (Martín), marcha en busca de su esposa Julie (Coch) y de su hijo que lo han abandonado.
No va a ser fácil el retorno, pues allí donde va reina la injusticia y los abusos de los poderosos. En este caso Walter Shannon (Barnes) y sus hijos, apoyados por Ross (Sancho) y por un montón de secuaces. Y mira que intenta apartarse del camino de la violencia, pero hay tanta que para el bueno de Clint acaba siendo rutinario tener que hacerle frente.
Cinta de tema muy convencional, la reinserción del pistolero, pero hecha con un guion y con una realización bastante decente para lo que es el western hispano. Personajes estereotipados pero creíbles, bien interpretados fuera de cierta sobreactuación en los diálogos. Escenas de peleas bien realizadas, lo mismo que los tiroteos y la defensa del pueblo por los vecinos al grito de "¡Que vienen los Shannon!". Como si fueran los hunos de Atila.
Buen aprovechamiento de los preciosos escenarios del parque de Aigüestortes donde se ambienta casi toda la película.
Un detalle, como excepción a la regla los dos taberneros que salen en escena se alían con los débiles en lugar de apoyar a los poderosos como suele ser habitual.
Para curar las heridas de las palizas, se limitarán a un lavado superficial y a la aplicación de unos toques de lo que podría ser tintura de yodo.
Película digna e interesante que merece la pena ver.