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Las 10:30 de una noche de verano (1966)

Las 10:30 de una noche de verano
85 min.
6,0
174
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Escena (ESPAÑOL)
Sinopsis
Al llegar a un pueblo español, el inglés Paul (Peter Finch), su esposa María (Melina Mercouri), su hija Judith y su amiga Claire (Romy Schneider), se van a enterar de que un hombre está siendo buscado por la policía por el asesinato de su esposa y su amante... y este hombre, Rodrigo Palestra, va a estar muy cerca del balcón en el que se encuentra María. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
10:30 p.m. Summer
Duración
85 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Estados Unidos-España;
Grupos
Adaptaciones de Marguerite Duras
Links
8
RETRATO DE UNA OBSESIÓN
Hay miles de buenas películas injustamente desconocidas, ignoradas por historiadores de cine y cinéfilos eruditos. Rodada y ambientada en España, jamás llegó a estrenarse en nuestro país. Demasiado moderna, demasiado nihilista para la recatada moral de 1966. Pero no sólo fue despreciada en España. La película fracasó en todas partes y nadie ha estimado oportuno rescatarla.
Sucintamente, narra el viaje por España de una pareja de mediana edad en crisis: él es Peter Finch; ella, Melinda Mercouri. Acompañados por su hija y una amiga de la pareja –Romy Schneider en toda su plenitud- se detienen, atrapados por la tormenta, en un pueblo cuyo único hotel carece de habitaciones libres. Su llegada coincide con un crimen pasional: un hombre ha asesinado a su mujer y a un amante y está siendo buscado por la policía. La presencia-ausencia del criminal obsesionará a Melinda Mercouri, mujer infeliz, alcohólica irriversible, abocada a un viaje final sin punto de retorno.
La atmósfera fatalista, malsana, que recorre toda la película, es herencia de los mayores éxitos de Jules Dassin, cineasta curtido en el noir americano: La ciudad desnuda, Noche en la ciudad y Mercado de ladrones, obras inscritas en el mejor cine clásico de hollywood. Noche de verano no es nada clásica: En 1966 el huracán de la nouvelle vague ya ha barrido el cine europeo, y aunque el título más evocado por Dassin sea el "Viaggio in Italia", de Roberto Rossellini, queda claro que el director norteamericano, exiliado en Europa desde hace tiempo, ha bebido de las fuentes "cahieristas". Noche de verano es una tragedia posmoderna. Tal vez por eso no fue comprendida.
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14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
El amor florece en la libertad y muere en el afán de posesión
¡Cómo así que, en una sociedad, una mujer puede ser apedreada hasta matarla si se descubre que es infiel!, ¡Cómo es posible que haya países donde el maltrato a la mujer no merece sanción alguna! ¡Cómo puede ser que un hombre mata a su mujer por encontrarla con otro hombre (o incluso a ambos) y en los estrados lo exoneran dizque porque mató en un estado de ira justa!... ¡Y a esto lo llaman justicia!!!

Para el director, Jules Dassin, e incluso para su esposa Melina Mercouri -una mujer de avanzada que pronto sería ministra de cultura en Grecia, su país natal-, encontrarse con la notable escritora Marguerite Duras y con su obra “Dix heures et demie du soir en été” (10:30 de una noche de verano, 1960), fue una comunión inmediata, pues, su sentimiento frente a los derechos de la mujer y su necesaria defensa contra el enorme atraso y los incesantes abusos que, en plena mitad del siglo XX seguían creciendo desaforadamente, les unía en cuerpo y alma, y con su arte no cesaron nunca de propender por la independencia femenina y el respeto a sus integrales derechos… a ver si, por fin, llega ese día en que podamos hablar de Civilización.

La historia que se nos cuenta -guion escrito por la autora Duras y por el director Dassin- hace referencia a un joven español que asesina a su esposa (de 19 años) y a su amante, y cuando está siendo buscado por las autoridades, al pueblo llegan: Paul, su esposa Maria, Claire (amiga de ambos) y Judith, la pequeña hija de la pareja. En una escena que es arte excelso por la suerte de encuadre, la luz, la música que la acompaña e incluso por el contraste narrativo que luego se produce, Maria va a descubrir algo trascendental para su vida y también verá a Rodrigo Palestra, el asesino pasional, escondiéndose en un tejado.

Lo que hará, desde entonces, es cine con mayúsculas y, “LAS 10:30 DE UNA NOCHE DE VERANO”, brilla con esplendor como una obra de arte que, sólo por la incapacidad de ciertos regímenes de admitir que se les cuestione, se opta por censurar, o por ignorar, lo que, hecho con gran altura, tan sólo tiene como objetivo ayudarnos a despertar.

Ni en “Nunca en domingo”, ni en “Fedra”, ni en “Topkapi” -donde estuvo estupenda-, había visto a Melina Mercouri tan posesionada de su papel. Quizás, porque aquí es una mujer como ella misma y bebe para alejarse de una realidad que la apabulla con su falsa e hipócrita moral, su rol le llegó al alma y ella lo vive con absoluto apasionamiento. Peter Finch y la siempre bella Romy Schneider, también lucen muy precisos en sus caracterizaciones, y hasta el joven, Julián Mateos, cumple con su significativo rol de victimario (y víctima) del atraso.

En pleno, el filme nos complace con una excelente fotografía de Gábor Pogány que, por momentos, consigue una impactante atmósfera de pesadilla y en otros se luce con unas sobreimpresiones que dan la idea de ensueño o de trastorno etílico. También la música de Halffter, Shostakóvich y Bacarisse, aporta unas melodías singulares e impactantes; y la ambientación, en general, resulta de gran precisión y muy significativa.

Una frase de Maria es contundente:

“Cualquiera que no entienda que el amor puede cambiar… o transferirse… o dejarse... es un necio y punto”.

Título para Latinoamérica: VERANO A LAS 10:30
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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