La senda de la traición (1965)

Es chocante ver aparecer los títulos de crédito en alemán para una producción que desde los primeros fotogramas parece de factura genuinamente americana. El argumento está muy en línea de la legendaria "Flecha rota" de Delmer Davis (1950) con James Steward. Aquí el protagonista es Lex Barker, especialista en cine de aventuras, quien borda su papel. La trama de corrupciones políticas, incumplimiento de los tratados y expoliación de los territorios apaches, rivalidad entre tribus indias y codicia sin escrúpulos de los colonizadores blancos tiene su base histórica. Estos acontecimientos sirven de base para una puesta en escena impresionante donde se ven, en enclaves naturales extraordinarios, desde manadas de bisontes hasta persecuciones a caballo y a pie, monte a través. Las imágenes son tan plásticas y expresivas que alejan por completo la obra del subgénero del "spaghetti western". Nada que ver. Película muy recomendable.

Cuando el western ya había iniciado otros caminos en 1965, los alemanes produjeron una serie de películas, adaptadas de las obras de Karl May, relatando las andanzas del indio Winnetou (Pierre Brice) junto con su hermano de sangre blanco Old Surehand (Lex Barker) y que también merecería sus propias cintas en papel protagonista, siendo Stewart Granger uno de los actores que también lo encarnaría.
Supongo que, como todas las sagas, siempre es más conveniente verlas en orden cronológico aunque sus historias sean independientes, pero yo no he podido hacerlo siendo ésta la segunda que veo, la primera con Winnetou de protagonista.
La película a pesar de sus valores de producción, en las que hay que destacar la majestuosidad de los paisajes, la recreación de la naturaleza, se siente mucho en su concepción como si fuera un telefilm. No tengo ni idea de si estas pelis se estrenaron en los cines pero a mi me recuerdan mucho a las series televisivas de la época. Un conflicto, bastante simple en realidad, recibe un tratamiento familiar para todos los públicos. Los personajes y la acción están sobreexplicados a través de los diálogos a los que constantemente se recurre como medio para hacer avanzar la trama y presentar la acción, alejando de este modo a los espectadores que lo ve todo desde la distancia, sin implicarse en los personajes. Nos explican lo que van a hacer y luego lo hacen. No hay identificación. Los protagonistas se encuentran lejos de nosotros, no sabemos ni si sienten ni si padecen y este es un error terrible para nosotros que seguimos el relato como si fuera un desfile de anécdotas y aventuras sin que advirtamos ningún atisbo de emoción y humanidad en ellas.
Winnetou es el héroe, un indio noble jefe de los apaches, que sólo busca la paz. Le acompaña Old Surehand, cazador de pieles y amigo y juntos se enfrentarán a los obstáculos que intentan estropear la frágil convivencia de los indios y los blancos, esta vez en forma de traicioneros especuladores que anhelan las tierras de los indios para venderlos a precio de oro a los colonos y que se aliarán con los jicarillas, otra tribu cuyo líder no tiene una mente tan preclara como la de Winnetou y que, además, se encuentra dominado por el alcohol.
Pero si bien esta película falla en la simbiosis entre el protagonista y nosotros, el ritmo y las acciones consiguen hacer de éste un entretenimiento muy eficaz.
Las aventuras son numerosas y variadas, en distintos contextos y paisajes lo que hace que discurra más o menos rápida. Tiene un cierto tono infantil pero dispone de algunos momentos de diversión. La escena de las balsas en el río, los fuegos artificiales, la huida de Winnetou por el río, las emboscadas...Casi parecen aventuras de aquellos tebeos de la época, no puedo evitar esa sensación, como si fuera uno de aquellos viejos cómics de Lucky Lucke o algo de ese estilo, solo que llevado a la pantalla con personajes de carne y hueso.
No creo que, en realidad, haya mucho de Karl May aquí.
Se me ha olvidado mencionar al tercer compañero de fatigas de nuestros protagonistas, Ralf Wolker que adopta el papel humorístico aquí aunque con no demasiado éxito y a Rik Battaglia como el villano villanísimo del film que hace un buen trabajo.

Lo dicho. Se deja ver, más como ejercicio de nostalgia que otra cosa y no me parece que no merezca ni el aprobado aunque tampoco sea una gran cinta. Bodrios muchísimo peores que este he visto a mansalva con notas insultantemente infladas en su pretenciosidad. Los alemanes también hacían westerns ¿por qué no?.