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Del pesebre a la cruz (Jesús de Nazaret) (1912)

Del pesebre a la cruz (Jesús de Nazaret)
60 min.
5,3
53
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Escena 10 primeros minutos (intertítulos en inglés)
Sinopsis
Primer largometraje de la historia basado en la figura de Jesucristo. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Religión Biblia Cine mudo Orígenes del cine Mediometraje
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
From the Manger to the Cross, or Jesus of Nazareth
Duración
60 min.
Guion
Fotografía
Compañías
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8
Tras las huellas de Jesús
Impresionante el trabajo del equipo del canadiense Sydney Olcott en esta producción. O habría que decir más bien de Sydney Olcott y Gene Gauntier. La labor de Gauntier en la búsqueda de localizaciones y apoyo a todo tipo de tareas en la realización —ella misma afirmó que ayudaba en tareas de dirección a Olcott, a pesar de que esta tarea no aparece en créditos— engrandece la película, dotándola de un realismo escénico impensable en la época. Además, escribe el guión y encarna el papel de María con brillantez. Todo lo que pueda tener de positivo esta cinta cuenta con su gran aportación. Recordemos que esta mujer asumió trabajos de actriz, escritora, guionista de historias adaptadas y de historias originales, e incluso de productora, ya que montó el mismo año 1912 la compañía Gene Gauntier Feature Players Company. Pero conforme la industria se afianzó, relegó a la mujer a un papel sedcundario y olvidó pronto el enorme papel de mujeres relevantes y pioneras del cine como Gauntier. En una carta al productor William Selig de 1915, Gauntier se sincera diciendo que Del Pesebre a la Cruz, fue concebida, escrita y codirigida por ella, algo que parece bastante verosímil a la luz de la documentación de varios archivos y fuentes.

La dificultad de rodar en los lugares donde se desarrolla la historia real, Egipto y Palestina, y la enorme empresa organizativa, además de artística, dan un resultado espectacular, de enorme calidad, intemporal y bella. Se rodaron escenarios naturales de Belén, Nazaret, el mar de Galilea y Jerusalén, buscando siempre la localización más precisa según la historia real. Durante el rodaje, Gauntier cuenta todo tipo de peripecias, recorridos larguísimos entre el polvo y un sol abrasador, fuertes vientos, cientos de millas a lomos de caballo, a pie o en carro, en condiciones insalubres, un agotamiento físico y emocional tremendo, la mezcla entre curiosidad y avasallamiento de los lugareños, que incluso pudo acabar en sangre ante unos árabes airados, resultando el término apresurado del rodaje y dando al traste con un par de escenas. Sin embargo, la producción no supuso un coste desmesurado y se llegó a recaudar unas treinta veces lo invertido, enriqueciendo a los responsables de la compañía Kalem.

El origen no fue premeditado: Olcott y Gauntier (que era capaz de trabajar con un ritmo rapidísimo en sus guiones) partieron al Mediterráneo para realizar diversas películas de aventuras con localizaciones en esas regiones, ya que la compañía Kalem fue la primera en buscar este exotismo en lejanos escenarios. En lugar de ello, se dedicaron a filmar documentales, y las ubicaciones que rodaron en Palestina y Egipto les parecieron tan impresionantes que decidieron realizar una ficción de larga duración basada en la vida de Jesucristo, lo que dio lugar a “Del pesebre a la cruz”. Además, las pretensiones de productoras como la Kalem Company eran entonces las de impulsar el cine como actividad cultural para un público instruido, y no sólo como entretenimiento o curiosidad liviana e intrascendente.

El esquema narrativo es muy simple: la vida de Jesús contada desde los días previos a su nacimiento en Belén, desde la Anunciación. Al ser película muda de 1912, es todo muy lineal y plano en estructura: se establece un guión con intertítulos. Estos intertítulos son referencias a versículos de los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento, organizados en capítulos.

A pesar de este esquema tan necesariamente lineal, la película tiene fuerza y dramatismo, vigor y ritmo. Los personajes están muy bien representados, y las escenas muy bien llevadas al plano visual. Lo que, con la excelente ambientación, crea un conjunto memorable. Además, subrayar las difíciles escenas de multitudes, perfectamente recreadas y con un tono muy naturalista.

El personaje de Jesús en muchos pasajes adopta un teatralismo a veces forzado, propio de un actor, Robert Henderson-Bland, cuyo medio había sido hasta ese momento únicamente el teatro. También hay que tener en cuenta que sin palabra de por medio es un papel muy difícil.

La celebérrima narración de la expulsión de los mercaderes del templo está descrita con profusión de extras muy metidos en su papel, mientras un Jesucristo se gira a cámara para enfatizar cómo se quita el cinto para castigar con él a los profanadores. Estas notas poco naturalistas resultan irreales, pero también ayudan a subrayar las actitudes y los caracteres de los personajes, evitando que un discurso tan lineal como puede ser el esquema versículo-descripción en imágenes borre dramatismo. Así, cuando en la escena siguiente el escriba reflexiona sobre cómo acabar con Jesús, lo hace con el rostro cabizbajo y mesándose la barba con notoriedad. Posteriormente proclama su idea abriendo los brazos y elevando el índice al techo. Muy del lenguaje mudo, evidentemente.

En resumen, excelente ambientación y escenografía, magnífica fotografía de George K. Hollister, tomada según Gauntier a la primera, notable dirección; un ritmo, con excepciones, muy interesante, grandes actuaciones, y todo muy fiel a la historia.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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