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Sailor Suit and Machine Gun: Graduation (2016)

Trailer (JAPONÉS)
Sinopsis
Debido al accidente de tráfico de su padre y el asesinato de su tío, Izumi Hoshi ha pasado de la noche a la mañana de ser, por herencia sanguínea, la típica estudiante de instituto a líder de un grupo yakuza de prestigio, aunque ahora desgraciadamente desaparecido ya que intenta evitar la violencia y el crimen.
Pero éstos se ciernen sobre ella y sus secuaces cuando Yasui, el psicótico jefe de un grupo de gángsters camuflado de gran empresa legal, empiece a culpar a los clanes yakuza locales de sus propias operaciones fraudulentas.
Género
Acción Romance
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Sêrâ-fuku to kikanjû: Sotsugyô
Duración
112 min.
Guion
Compañías
Premios
2017: Japan Academy Awards: Nueva estrella del año.
6
La revancha de la reina de los gángsters
Ha vuelto una joven que ha sabido soportar los avatares del destino, de carisma y fuerza imparable.
Nombrada líder yakuza a su más tierna edad, ya es ahora de que se gradúe en el gran examen de la vida, a sangre y plomo.

Sí, vuelve, Izumi Hoshi, 35 años después, pero con otro rostro; el de Kanna Hashimoto, quien está abriéndose camino en la industria del cine cual huracán (y lo podemos comprobar en la reciente (y horrorosa) "Violence Action"). Sin embargo sus galones de actriz de pleno derecho y de nueva estrella se los ganó hace unos años, cuando uno de los productores de Kadokawa, Shinichiro Inoue, quedó prendado de ella gracias a sus trabajos como modelo y actriz de anuncios; así le llegó la oportunidad de participar en un proyecto muy especial, en conmemoración del 40.º aniversario de la filial.
Arriesgado resultaba resucitar uno de sus mayores éxitos, aquella "Sailor fuku to Kikanju" que a la vez que dio un vuelco a la ya marchita "yakuza-eiga" convirtió a Hiroko Yakushimaru en la joven más popular del país; fue desde luego un desafío enorme para la aún estudiante de instituto de Fukuoka ponerse en la piel de tan icónico personaje. Se puede entender como secuela directa la presente "Sotsugyo", que adapta del mismo modo la secuela literaria de la novela original de Jiro Akagawa (también celebrando casi 40 años desde su publicación); y para la ocasión es elegido Koji Maeda, director de larga carrera independiente y fan acérrimo del film de 1.981.

Por eso empieza con todo un homenaje, la secuencia climática donde Yakushimaru disparaba la metralleta sobre los yakuza que habían destrozado su vida, uno de los momentos más inolvidables del cine nipón, y Hashimoto, transmutada en ella, despierta del sueño, rematándolo con esa frase imitada hasta la saciedad en los '80: "Kaikan" ("Qué emocionante"). Todo observado bajo otra luz, claro, la de una modernidad que entra avasalladora, primero por la forma, luego por la protagonista; Maeda deja impreso su uso de la cámara en mano, filmando secuencias de cortes rápidos y planos inquietos, y un excesivo énfasis en el color y el brillo.
Poco tiene esto que ver con los extensos planos-secuencia de Shinji Somai, que nos distanciaban de los personajes. Ahora nos acercamos y todo parece más vital y espontáneo, menos académico, en parte gracias a la energía de la actriz, quien no pretende copiar a su predecesora (pues sólo fracasaría), sino reinventar al personaje. Lo ofrecido en el guión es otra cuestión; Ryo Takada no recicla la historia original, se imagina un pasado alternativo donde Izumi es ascendida a jefa yakuza de forma distinta a como sucedía realmente. A partir de aquí se siguen los hechos del libro de Akagawa en un contexto actual...

Si Somai nos sumergía en las típicamente encarnizadas luchas gangsteriles por medio de una mirada cruda y algo surrealista (ayudaba el libreto de Yozo Tanaka, colaborador de Seijun Suzuki), Maeda, siguiendo el absurdo de la premisa, se escora hacia temas de realidad social y política en los que su protagonista debe tomar parte para convertirse, en el proceso, en una especie de salvadora de la comunidad. Corrupción de altos cargos y miembros de la policía, manipulación de los ciudadanos por cuenta de los medios, intromisión de la yakuza en todos los organismos públicos...
La crítica es sangrante en un momento en que se vive la expansión, las reformas estructurales, la defensa militar propia y el estímulo fiscal impuesto por el entonces ministro Shinzo Abe, clave en la evolución política reciente del país. Pero a estos problemas se les mira de soslayo y a los que ostentan el poder se les deja cuales marionetas de un genio del Mal situado mucho más arriba; éste, Yasui, es el antagonista, presentado como el trillado niñato psicótico que consiguió ascender en el mundo empresarial, que se cree Dios para cambiarlo todo y que se rodea de una defensa estrafalaria (pero que con un par de guantazos se queda tieso en el suelo).

La guerra estalla cuando enfrenta a los clanes locales culpándoles de sus propias operaciones ilegales, e Izumi en medio, soportando a unos ciudadanos que gritan contra su clan, ya disuelto en realidad. Es una historia más cercana y oscura ya que deja a la chica desnuda frente al poder corporativo que controla toda la violencia callejera desde las sombras. La droga camuflada en alimentos de la que se habla durante la mitad de la trama, y que recuerda a la codiciada heroína de la película anterior, es un extraño señuelo utilizado por Takada sin mucho sentido, pues se olvida rápido de ello.
La trama cae un poco en la inutilidad ya que la seria denuncia social y la corrupción política planteada va a acabar resolviéndose a tiros, navajazos y puñetazos como mandan los cánones, donde los estallidos de sangre se mezclarán con los estallidos de color en una última parte deudora de las funciones delirantes, ultraviolentas y tan estilizadas que siempre nos han ofrecido Sono, Kitamura y Miike. Contra la presencia del histriónico Masanobu Ando destaca la estrella de los dramas televisivos Hiroki Hasegawa, actuando de guardaespaldas de la chica (en decente un intento de reemplazar al personaje original de Tsunehiko Watase).

Al final Maeda va directo a rendir tributo y repite los mismos esquemas que Somai, pero llenándose la pantalla de mucho artificio y esa ambientación recargada de Daisuke Soma; un tributo donde no faltan ni el beso entre la niña y el protector ni, por supuesto, la mítica canción, que interpreta Hashimoto con un deje particular y hermoso en un colofón teatral fabricado a su mayor gloria (tanto que resulta de lo más chirriante).
Promoción que fue todo un éxito para su carrera y Kadokawa, quedando "Sotsugyo" imbatible durante muchas semanas en los cines. Las comparaciones son odiosas entre ambos títulos, pero pensando en ésta como film independiente aguanta bien en su parodia/renovación del cine yakuza, y es un placer como espectáculo de acción (más visual y sonoro que narrativo...).
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