La vida es así (1942)

Conseguida adaptación de Victor Fleming de la novela de John Steinbeck, "Tortilla Flat", que narra la historia de un grupo de vagabundos, con un amor al vino equivalente a su desprecio por el trabajo, y que viven felices con lo que van arramblando aquí y allá, hasta que uno de ellos hereda dos casas de su abuelo.
Si bien, no alcanza a ser tan divertida como la novela, sí que mantiene el espíritu del original: un divertido canto a la amistad y a la alegría de vivir.
Además, siempre es un papel ver al gran Spencer Tracy, en una de sus películas menos conocidas, y a uno de mis actores favoritos, el injustamente relegado John Garfield. Eso por no hablar de la bellísima Hedy Lamarr, que -como único pero a la película- es imposible que pasará como una mujer hispana. Aunque ¿eso qué más da? Su sola presencia llena toda la pantalla.
El cine es así: una delicia.

Esta es una historia sobre aquella clase de seres que, sólo un hombre de gran sensibilidad como John Steinbeck, puede descubrir todo lo interesantes que resultan. Son hombres que, sin más interés cotidiano que el vino, el vagabundeo y las mujeres, cada tanto demuestran que, dentro suyo, hay seres humanos de un vigor y un compromiso ejemplares. Viven en un poblado de humildes casas de madera, en las colinas de Monterrey, llamado Tortilla flat, quizás porque las tortillas son para sus pobladores un alimento de todos los días. Se ven a diario, porque viven juntos deambulando de aquí para allá, y duermen a la sombra de los árboles sin más pertenencia que la luz de la luna y las estrellas.

El grupo de amigos lo encabeza Pilón, un astuto y oportunista camaleón que asume el liderazgo sin mayores dificultades y a quien le molesta cualquier clase de pertenencias, viéndolas tan sólo útiles para intercambiarlas por vino. El más joven es Danny, nacido como Daniel Álvarez, quien, de no hacer nada y de no tener nada, pasará a convertirse en el heredero que “ya no necesita trabajar”. Entre ellos, y Juan y Pablo sus otros amigos, la paz se subvierte en un cúmulo de problemas, cuando Danny pasa a ser el propietario de dos casas y comienza a centrar sus miradas y su corazón en la linda Dolores Ramirez, quien lo hace sentir que una relación seria también tendría sus atractivos.

Como buen líder franciscano, Pilón se convertirá en un empecinado opositor a las actitudes de adaptación cultural que pretende Danny… y es entonces cuando, El Pirata, el anciano que adora a los perros, entra de lleno en sus vidas, y les hará experimentar cosas de otro nivel y de otra valía, que quizás cambie sus vidas.

En el mundo del gran escritor John Steinbeck, “CAMARADAS ERRANTES”, se enmarca en el nivel social de “Las uvas de la ira”, pero esta vez con la visión amable y entusiasta de quienes eligen vivir ligeros de equipaje para espantar los temores y demás problemas que conlleva el juego de la propiedad.

La eficasísima fotografía de Karl Freund, logra abstraer la magia y el caudal inagotable de belleza que cabe comúnmente en los lugares más simples, incluido ese aire de divinidad que hay en el rostro humano cada vez que aflora de su corazón un gesto de calidez o de franca solidaridad.

Victor Fleming (“La isla del tesoro”, “Capitanes intrépidos”, “El mago de Oz”) se apunta otro gran clásico como adaptador de inmortales obras literarias y nos deja, muy en claro que, por liviana que venga siendo la vida de un ser humano, cuando descubre en su corazón la bondad y el compromiso con sus semejantes, un mágico resplandor lo hará ver, y lo hará sentir, como hermano cierto de Aquel que entregó su vida al servicio de todos los hombres.