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Baila, muchacha, baila (1940)

Baila, muchacha, baila
90 min.
6,4
248
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Escena (INGLÉS)
Sinopsis
Judy O'Brien forma parte de un grupo de baile y aspira a dedicarse al ballet clásico. Bubbles, compañera suya deja el grupo para centrarse en la comedia. Cuando el grupo se deshace, Bubbles le ofrece a Judy un ingrato trabajo: ser la telonera de su espectáculo. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drama Baile
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Dance, Girl, Dance
Duración
90 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
6
Bubbles
El papel protagonista lo interpretaba una jovencísima y encantadora Maureen O'Hara, pero la película se la llevaba Lucille Ball, con el descarado personaje secundario de “Bubbles”. En su secuencia más recordada mostraba lo que el público quería de un baile hawaiano. La película tocaba temas importantes, como el interés minoritario por ciertas manifestaciones artísticas, la dura necesidad de ganarse la vida, y la utilización de la mujer atractiva como reclamo en los espectáculos. El conflicto central consistía en que Judy, la protagonista, debía dejar el ballet clásico para hacer de telonera en un teatro de variedades, donde la explosiva “Bubbles”, una antigua compañera, era la reina del lugar. Y la humillación era total. Había una secuencia de claro corte feminista (en el spoiler) que hacía reflexionar. Lástima que el guion no aprovechara demasiado el asunto, acumulando secuencias un poco burdas. Además tenía poco valor como musical y contaba con un galán pesadísimo (Louis Hayward).
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
"HAY ATAJOS A LA FELICIDAD Y BAILAR ES UNO DE ELLOS" (Vicki Baum)
Cuatro mujeres fuertes confluyen en esta cinta cuyo valor sociológico está muy por encima del carácter lúdico de su historia. La primera la escritora austriaca Vicky Baum (1888-1960) en cuya novela se basa el guión y cuya obra más conocida "Gran Hotel" había tenido su reflejo en el 32 en la mítica y plagada de estrellas película de la Metro del mismo título. La segunda una jovencísima Maureen O´Hara (1920-2015 / Oscar honorífico), una irlandesa de 19 años recién descubierta por Charles Laughton que comenzaba su exitosa carrera en Hollywood. La tercera Lucille Ball (1911-89 / 5 Emmys), neoyorquina, "la reina del cine B" de los 40, cuya fama y popularidad se extendió con sus programas de televisión en las décadas posteriores, llegando a dirigir su propio estudio televisivo responsable de series como "Misión Imposible" o "Star Trek" y la cuarta la directora Dorothy Arzner (1897-1979) pionera en la dirección, de hecho la única mujer que dirigió en Hollywood durante toda su carrera (20 películas) del 27 al 43 y cuya labor empieza hoy en día a revindicarse después de un largo periodo en el olvido.

Arzner sustituyó a Roy del Ruth en la dirección después de que este abandonara el proyecto por no estar de acuerdo con el guión. Un guión que bajo su apariencia banal: chica humilde que quiere triunfar como artista pone al descubierto el machismo imperante de la época y la brutal cosificación de la mujer en el mundo artístico. Machismo y cosificación cuya sombra alargada aún sigue sin extinguirse. Cuantas  miles de chicas acudirían a "la fiebre del oro" hollywoodiense para acabar explotadas y frustradas en sus intentos de una vida mejor. Arzner refleja, sus inquietudes, sus miserias, sus sueños, su breve periodo de juventud y belleza para conseguir triunfar como artista o "cazar" a un millonario para dejar de serlo en penosas condiciones. Una visión feminista en el que la directora se permite "parar la función", dirigirse al público masculino de dentro y fuera de la pantalla y leerles la cartilla.

La película perdió dinero y fracasó no solo en taquilla. Hoy es una de las obras más recordadas de Arzner, se ve con agrado y simpatía su ligereza cómica y se valora su mensaje social. Arzner la dirije con brío y ritmo y sus dos estrellas femeninas están muy por encima de los galanes que las acompañan. Lucille Ball se lleva la palma. Está espléndida, divertida y arrebatadora. La amistad que mantuvo con La O´Hara les duró toda la vida. Aún le queda hueco a Arzner para presentarnos a esa prensa amarillista, a esos "paparazzis" que con sus flash de cazoleta revolotean cual buitres en busca de carnaza que llevar a sus portadas
.
"Dance, girl, dance", tiene vigencia, es necesaria y entretiene. Pues eso.

cineziete
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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