Dokuro-Chan (Serie de TV) (2005)

Animación para adultos que mezcla de sentido del humor negro, sádico y absurdo. Si te gustan los tres tipos, como a mí, esta serie te encantará. Lo candoroso de los dibujos mezclado con la violencia extrema crea un contraste brutal, las metáforas visuales son geniales y las locuras mentales de cada personaje logran cogerte por sorpresa una y otra vez. En el terreno sexual tampoco se cortan un pelo.

Eso sí, dos puntualizaciones: es simplemente graciosa vista en solitario, pero verla con amigos tiene un efecto multiplicador; cuanta más gente, más risas – yo la vi en una sala de cine repleta y la gente se revolcaba por el suelo -. Lo malo es que una vez superado el primer impacto pierde fuerza; la segunda temporada, por ejemplo, me resultó tediosa.

No pensaba hacer una crítica de esta serie. ¿Qué necesidad hay? Total, para decir que me hace gracia, pero que entiendo que a otra gente su estilo humorístico no le llame nada la atención e incluso le aburra. Ésas son cosas que se intuyen, y que son comunes a cualquier producto destinado a hacer reír, mucho más si, como en el caso de "Dokuro-chan", aboga por la incorrección política, el absurdo y el impacto visual burdo para desarrollar su humor.

Lo dicho, no pensaba escribir sobre ella... pero leyendo la última crítica publicada aquí he creído necesario responder a algunos puntos.

Vaya por delante que soy el primero que disfruta una buena historia en cualquier formato, incluida la animación, y que se fija, antes que en otros tantos aspectos técnicos, en la credibilidad y profundidad de sus personajes. Pero si ya es difícil comparar animes de temas tan distintos, el intento ya llega a cotas absolutamente tendenciosas si lo que se quiere es meter a "Dokuro-chan" en el mismo saco que esta clase de obras mayores.

¿Por qué digo esto? Porque esta serie no tiene una línea argumental, no tiene personajes reconocibles, probablemente ni siquiera simpáticos y desde luego nada desarrollados. La trama es absurda e incoherente, y no tiene ningún sentido. Ni pretensiones de resolver algo, ni un planteamiento serio, nada. Se puede decir que no existe. ¿Y qué decir de los personajes? Todos con un papel prefijado, y de ahí no salen.

La gracia del asunto es que "Dokuro-chan" no busca nunca nada de eso; la serie no es más que un conjunto de chistes a cual más bestia, sádico o surrealista. El absurdo por el absurdo. ¿Enferma y perturbada? Pues no sé por qué debería serlo, creo que queda bastante claro desde el principio que todo es un inmenso cachondeo.

En resumen: si buscas humor inteligente, una trama compleja o rica en matices, personajes inolvidables, animaciones espectaculares, etcétera, huye de este anime. Si lo que buscas es una risa fácil, sin complejos y asombrosamente efectiva, entonces es buen momento para probarla.

Eso sí, aclaro que, aunque me parezca bastante divertida, creo que la serie no se libra de tener algunas carencias muy importantes. Uno de sus grandes aciertos es precisamente su escasísima duración, ya que impide alargar un filón humorístico que puede resultar muy impactante a primera vista pero que resulta poco efectivo a medida que se repite. La segunda temporada, de hecho, pega un bajón considerable respecto a la primera, porque pierde la capacidad de sorprender y con ello buena parte de su fuerza. Pero al menos se detiene antes de terminar en un nivel realmente bajo, con lo que se convierte en una experiencia lo suficientemente disfrutable como para dejar una buena impresión a nivel global, si bien las hay bastante mejores en su género.