Mrs. Henderson presenta (2005)

Los deliciosos (y antológicos) títulos de crédito anuncian al espectador el tono con que Frears va a contarle la historia: un tono amable, elegante y desenfadado. Y a ello se ajusta, eficazmente: el toque BBC proporciona la ambientación suntuosa, refinada, envolvente, como los secundarios: en la primera mitad, la amiga de la sra. Henderson aporta regocijo con sus réplicas típicamente "british".
Por su parte, los protagonistas resuelven con arte y oficio la responsabilidad de impulsar la película (Hoskins con más oficio que arte, al revés que Dench).
El tono prometido en los créditos se mantiene según va siendo contada la historia del teatro de la sra. Henderson, tiñéndose de alguna reflexividad al estallar la guerra.
Sin aspavientos, mediante aceptables números musicales, al furor bélico se opone la fiesta, el baile, el goce, el sexo.
No hay más pretensiones, y por tanto se puede aceptar con agrado (un 6 muy cercano al 7).

Realizada por Stephen Frears, se basa en hechos reales. Se rodó en Archer Street y Chester Terrace (Londres), Francia (cementerio militar) y en Shepperton Studios. Fue nominada a 2 Oscar, 3 Globos de oro y 4 BAFTA. Producida por Norma Heyman, se estrenó el 25-XI-2005 (RU).

La acción tiene lugar en Londres entre 1937 y 1944, período en el que estalló (1939) la II GM y se produjeron los devastadores bombardeos nazis de Londres. Narra la historia de Laura Henderson (Judi Dench), viuda, de 69 años, que perdió a su único hijo, Alec, en el frente francés durante la I GM. Extrovertida, algo excéntrica, entrometida y activa, decide adquirir en propiedad el viejo teatro Windmill, del Soho, para ocupar su tiempo libre y asumir retos que le permitan sentirse útil. Contrata como gerente a Vivian Van Damm (Bob Hoskins), profesional competente. Iniciada la guerra, Laura decide incluir en el espectáculo muchachas desnudas, que la censura tolera excepcionalmente, si permanecen estáticas como esculturas o figuras de un cuadro. Entre Laura y Vivian se establece una intensa relación de sentimientos encontrados.

La película reproduce con esmero y atención al detalle el mundo del vodevil de los últimos 30 y primeros 40. El vestuario de la escena, alta sociedad, trabjadores y jóvenes, reproduce los modelos, colores y complementos de la época con loable fidelidad. La ambientación de los espacios (teatro, interiores de viviendas, lugares públicos) rebosa aciertos, riqueza de detalles y un notable esfuerzo de investigación. La película elogia el género de la comedia musical popular, por su desenfado, capacidad de conectar con el público y trasmisión de sentimientos de alegría, confianza y fortaleza. Elogia la lucha por desmitificar la estigmatización del desnudo femenino asociada al prejuicio medieval que define el cuerpo de la mujer como la máxima expresión del pecado. Para la película la suprema expresión del pecado es la violencia y la tiranía. Elogia la fortaleza de la sociedad inglesa y su enorme capacidad de sacrificio frente a una guerra de supervivencia. Exalta el servicio de una mujer adinerada que contribuye al esfuerzo de guerra aportando motivos de evasión, alegría y moral.

La música, de George Fenton, aporta una partitura original de aires dramáticos (solos de piano iniciales) y tonos ligeros, a los que se añaden bonitas canciones de época, como "Goody, Goody", "Desperation", "The Grecian Freeze", "Girl In The Green Hat" y otras. La fotografía ofrece una narración realista y naturalista, exenta de empalagosas pretensiones. El guión luce unos diálogos sutiles, elegantes e ingeniosos, salpicados de humor británico clásico. Las interpretaciones de Dench y Hoskins son convincentes y entrañables. La dirección combina un estilo sencillo con un potente pulso narrativo.

Pelícual interesante, grata y refrescante.