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El trepa (1974)

El trepa
105 min.
6,2
206
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Sinopsis
Siguiendo las sugerencias de un adinerado escritor inválido, dotado de una gran experiencia y fantasía, un modesto empleado de banca consigue hacerse rico. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Comedia Sátira Comedia dramática
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Le mouton enragé
Duración
105 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Links
9
Maquiavelo laboral
Tremenda. Como llegar a lo más alto siendo el personaje más vil, hipócrita y rastrero. La realidad está llena de estos personajes y seguro que todos conocemos y hemos sufrido algunos. Si el tópico es el de la maciza buenorra, Michel Deville nos muestra el de un señor, magnífico Trintignant, que, bajo la tutela de un maquiavélico personaje, empieza a ascender en su trabajo, gracias a la manipulación de los que le rodean.

En sí, el personaje principal es corto de luces, incapaz de pergueñar los planes que traza su mentor, sin embargo, como todos los sicarios, no tiene escrúpulos de llevarlos a cabo, siendo capaz de provocar desazón y tragedias familiares.
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Le mouton enragé
[Esta crítica son solo unos apuntes para mí mismo].

«Claude Fabre debería ser menos ambicioso y dedicarse a cosas que entienda más».

Esa es la respuesta que recibe Fabre de una de las editoriales que —una vez más— han rechazado su manuscrito. Este personaje siempre está en una esquina del bar. Es el cerebro. Tiene una tara física por un accidente de coche. Él se encarga de articular todo el argumento de la película. Es como el narrador de Los inútiles, de Fellini, o el personaje impedido de Samuel L. Jackson en Unbreakable, de Shyamalan (en ambos ejemplos los dos personajes tenían alguna relación con la literatura, aunque uno era más espectador y otro más artífice).

El trepa es la típica historia del Pigmalión que construye a su héroe y, de algún modo, juega con él (véase Ruby Sparks, literalmente, o decenas de muestras como las anteriores: no es algo nuevo, diría, que ni en 1974). Nuestro protagonista, que acude continuamente al escritor como si fuese su Unamuno-creador, es un tipo ordinario y más bien dócil. Uno más entre el montón.

Una mañana se sienta en una silla de un parque vacío y una señora mayor le exige que pague por sentarse... y él paga. Pero ve a una chica espectacular, Jane Birkin, y en un acto irreflexivo la seduce. Más tarde se lo cuenta a su amigo, y este considera ese punto de fractura en su carácter como el inicio de una serie de cambios que llevarán al personaje de Trintignant por un camino de sexo, intrigas y seducciones, en búsqueda de una mejora de estado.

Es una obra muy curiosa, a medio camino entre el Free Cinema inglés y la Nouvelle Vague francesa. De los ingleses hereda el cinismo exacerbado y el ansia por escalar socialmente. Pero entronca más con la Nueva Ola por ser más juguetona y ociosa. El protagonista no es un currito sufridor de los suburbios. Es un trabajador de un banco. Es más bien un flâneur. Él mismo reconoce que decidió trabajar en un banco porque los bancos arruinaron a sus padres, y quiso estar en la parte segura. Se trata, por tanto, de una mezcla entre Un lugar en la cumbre (maravillosa, a mi gusto) y La rodilla de Claire (algo más insufrible).

La banda sonora es correcta. Algunas piezas clásicas y el tema principal de Los paraguas de Cherburgo, que repite continuamente, aunque aún no sé bien con qué intención.

Respecto a la realización y la trama, los efectos de cámara dan un toque humorístico y sesentero que, sin embargo, yo no veo mal del todo. Hay toques muy violentos, muy abruptos: a la hora de cambiar de secuencia o incluso en un zoom. Hay un zoom que amplía al protagonista y a su amigo en tres partes. Como tres golpes. No es progresivo. Esos efectos, que contrastan con la cámara siguiendo suavemente a un personaje mientras camina, refuerzan ese desconcierto entre forma y sustancia de no saber si estamos ante un drama cómico o una comedia dramática.

El título en francés es más de Nouvelle Vague que la traducción al español, que asocio más al Free Cinema: Le mouton enragé, esto es, El cordero enrabiado. Es un oxímoron que focaliza la atención en el protagonista y en el cambio que se produce en su interior. En cambio, El trepa alude a las relaciones que este establece con su entorno. Parece una tontería, pero tiene una gran implicatura con otras dualidades y juegos de opuestos con los que juega el guion. Hablaría mucho de esto. Pero solo quería hacer un esquema rápido y ya llevo demasiado.

Quizá merezca más de un seis por todo eso. Pero, aunque posee una estructura inteligente, no me ha transmitido ninguna sensación reseñable.

[11].
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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