Aquella noche en Río (1941)

Fallida comedia musical de una Carmen Miranda más famosa por sus contundentes tocados a base de fruta que sus dotes para la interpretación y de Don Ameche que aporta algo de elegancia al producto.
A destacar el maravilloso colorido de la fotografía y el ambiente musical de elegancia de esos años y un comienzo de película que me recuerda algo a la película animada Río de reciente estreno y que tiene un colorido espectacular como debe tener dicha ciudad, por lo demás, más de lo mismo y apenas algún numero musical destacable.

Musical vistoso y colorista de amor y desamor entre bambalinas para que se adueñe de la pantalla una trama de enredo entre geste de postín.
Distendida, amable y socarrona, sabe jugar con la connivencia del espectador y en ello radica su mayor logro. La complicidad es una llave que abre casi todas las puertas.
La película que dirige J. Cummings está muy bien construida, urdida con habilidad, estructurada como una ingeniosa sucesión de equívocos y, aunque puede parecer convencional, posee un gran dinamismo, es francamente divertida y ofrece muchas situaciones de notable comicidad,
D. Ameche borda su papel protagonista y se muestra generoso al ofrecer la impronta de su carisma -y de su apuesta presencia- en cada fotograma.