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El castillo del ogro (The Black Castle) (1952)

El castillo del ogro (The Black Castle)
82 min.
6,0
102
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Sinopsis
Un hombre investiga la extraña desaparición de dos de sus amigos, tras la visita de éstos al siniestro castillo de un Conde austriaco. (FILMAFFINITY)
Género
Terror Intriga
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Black Castle
Duración
82 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
Terrorífica sere B más que presentable.
Esta película supuso el debut como realizador de Nathan Juran, quien antes había sido director artístico de joyas del séptimo arte como “¡Qué verde era mi valle!” o “Winchester ‘73”. Juran empezó su carrera en esto del cine trabajando en la RKO como dibujante de arte, más tarde se cambió a 20th. Century Fox donde inició su labor como director artístico, destacando por su trabajo en la mencionada “¡Qué verde era mi valle!” ganando un Oscar por su labor en este filme. Posteriormente pasó de la Fox a la Universal donde antes de convertirse en director en la cinta de terror gótico de la que vamos a hablar hoy, “The Black Castle”, tuvo tiempo de encargarse de la dirección artística de la también mencionada “Winchester 73”, o de otra pequeña joya, “Harvey”. Nuestro amigo Nathan es sobre todo recordado por sus trabajos en películas de series B, ya sea en los terrenos del terror, la ciencia ficción y el fantástico, o en el campo del cine de aventuras y del western, caracterizándose todas ellas por sus argumentos sencillos y directos, pero resueltos por Juran con solvencia técnica y ritmo eficaz, soliendo resultar en ocasiones muy agradable su visión, es el caso de la película que hoy nos ocupa.

Su puesta de largo como director se introduce a través de las coordenadas del relato gótico, con una película con una atmósfera malsana, en la que encontramos ecos tanto de Edgar Allan Poe –The Premature Burial- como Richard Connell –The Most Dangerous Game-. Digna predecesora de tantos y tantos relatos de carácter gótico auspiciados en el cine de los cincuenta y primeros sesenta –no solo por Hammer Films y la American International de la mano de Roger Corman-, lo cierto es que “THE BLACK CASTLE” se inicia de un modo arrebatador. Más allá de contemplar en su elegante travelling lateral de apertura la procedencia de una fuente artificial de viento que se esconde en el off visual, la cámara del realizador logrará describir un entorno propio de película de terror –el exterior de la zona fúnebre del palacio del protagonista-, que tendrá su continuidad cuando sus sirvientes se dispongan a sellar los ataúdes de la pareja formada por Burton y la condesa. Será en ese preciso instante, cuando la imagen descubra su rostro inexpresivo en su exterior en primer plano, mientras el impactante grito del inmóvil aristócrata clama sin respuesta antes los operarios, constatando ante el espectador el hecho de que tanto él como la joven se encuentran con vida. Será el magnífico inicio de una ficción que, justo es reconocerlo, jamás alcanzará la fuerza de estos primeros minutos, aunque ello no nos impedirá asistir a un estupendo divertimento.

Espléndidamente fotografiada en blanco y negro por Irving Glassberg, y con modestos pero eficaces decorados, es una película atmosférica que destaca por su ambiente gótico y malsano. Una terrorífica serie B más que presentable, con un lúgubre castillo, personajes siniestros, y escenas de lograda atmósfera que nos ayudan a disfrutar de esta estimable cinta.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Las cacerías del conde von Bruno
Llegó la noche y era el turno de The Black Castle. Qué emoción, qué alegría. Opera prima de Nathan Juran, quien después de juguetear con el western apostaría en firme por la SF y el fantastique (La gran sorpresa, The Deadly Mantis, El ataque de la mujer de 50 pies, entre otras, y su obra maestra, Simbad y la princesa, que hechizó la infancia de tantos niños de mi generación). Esta especie de revisitación del conde Zaroff (estupendo Stephen McNally como malvado von Bruno) goza de un guión bastante apañadito de Jerry Sackheim, que se muestra en bastante mejor forma que en The Strange Door, aun conservando las características de "terror gótico" de aquella. La pareja romántica es menos acaramelada e interpreta mejor (y Paula Corday es bastante más atractiva que Sally Forrest), el malo está bastante mejor dibujado, y Karloff, en un papel calcado a la anterior, no ha de fruncir tanto las cejas. Excelente fotografía de Irving Glassberg y competente dirección artística, que nos ofrece un castillo de lo más inquietante, con foso de cocodrilos y todo. Que no se me olvide consignar la aparición de Lon Chaney Jr., un actor que siempre me mueve a la carcajada, aquí, por fortuna, sin diálogos que recitar, tan sólo gruñidos infrahumanos. Un estupendo divertimento para los amantes del género.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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